Protocolos de aerolíneas y aeropuertos: así serán los vuelos en el Perú tras la cuarentena

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Así las cosas, y con las dos compañías aéreas más importantes de Sudamérica acogidas a la Ley de Quiebras (de Estados Unidos), los ‘stakeholders’ del sector esperan el visto bueno del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y del Ministerio de Salud (Minsa) para reiniciar sus actividades. Ya les han presentado sus protocolos, que en pro de garantizar el bienestar de los pasajeros muestran notables avances en cuanto a promover el uso de soluciones digitales, con el objeto de evitar las aglomeraciones, respetar las distancias y reducir al mínimo –es decir, a cero–los contagios.

“En cuanto a los aeropuertos dentro del país, los tres concesionarios a cargo hemos coordinado nuestros planes de acción para que se apliquen sin mayores variantes en los terminales aéreos bajo nuestra responsabilidad”, explica a Día1 Juan José Salmón, gerente general de Lima Airport Partners (LAP), firma que administra el aeropuerto internacional Jorge Chávez (AIJCh).

¿Cuáles son las medidas más importantes dentro de estos protocolos? Entre ellas destacan la toma de temperatura de los pasajeros apenas ingresen al aeropuerto, y, naturalmente, su acceso sin acompañantes. Luego, la supresión –tanto como se pueda– de todos aquellos procedimientos que antes implicaban hacer colas, como, por ejemplo, la impresión en ‘counter’ de los boletos de vuelo y los controles aislados cuando los usuarios pasan por las máquinas de rayos X, así como la autogestión de los equipajes, tanto en el embarque como en el desembarque, describe Carlos Antonioli, gerente de Operaciones de Aeropuertos Andinos del Perú (AAP), empresa concesionaria de cinco terminales al sur del país.

Del lado de los trabajadores también se han tomado medidas, destaca Evans Avendaño, gerente general de Aeropuertos del Perú (AdP), que gestiona 12 bases aéreas dentro de nuestras fronteras. Para ello han adquirido equipos de protección de bioseguridad como mascarillas, guantes, lentes, caretas ‘full face’ y también han implementado un servicio de monitoreo médico en caso se reporte una emergencia por COVID-19.

¿Y LOS ASIENTOS LIBRES?

“La seguridad operacional es un principio rector de la industria aérea, de modo que los aeropuertos y las aerolíneas son especialistas en protocolos de salud desde hace tiempo”, apunta Fernando Hurtado de Mendoza, socio líder de Aviación del estudio Kennedys en el Perú. Con él coincide Miguel Mena, socio aeronáutico en el estudio CMS Grau. “En este sector hay procedimientos para combatir epidemias desde el Protocolo de Chicago (firmado en 1944)”, añade.

Hay dos formar de analizar estas referencias en el caso particular de nuestro país. La primera tiene que ver con la señalética que los concesionarios de los aeropuertos van a utilizar en sus terminales para, entre otras cosas, garantizar que se mantenga uno o dos metros de distancia entre sus pasajeros. Por ejemplo, en AAP señalan que marcarán las butacas libres que los viajeros no podrán usar dentro de los terminales aéreos, de un modo similar a como se marcan en el Metropolitano para el caso del transporte público.

Sin embargo, la otra manera de analizar lo señalado por los especialistas líneas arriba corresponde a la propuesta de las compañías aéreas para el uso de sus aviones cuando se levante (parcialmente) la cuarentena. ¿Qué ocurre en el caso de las aerolíneas? Pues han planteado que no se deje libre ningún asiento dentro de sus naves, como sí sucederá en los aeropuertos. Es decir, que no se garantice en las cabinas de avión la distancia social recomendada por el Minsa.

Carlos Gutiérrez, gerente general de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (Aetai), detalla que las naves cuentan con una serie de aditamentos que reducen la posibilidad de contagio durante un vuelo. Entre ellos, los altos niveles de presurización y la constante renovación de los filtros de aire acondicionado, generando una suerte de espacio ‘esterilizado’, casi como en una sala de cirugía de una clínica. Sin desmedro de ello, el mismo Gutiérrez aclara que financieramente es inviable que una aerolínea vuele con un asiento libre por fila, pues eso terminaría de hacer quebrar a las pocas que todavía están en pie.

Miguel Mena explica las razones: “para que un vuelo sea rentable, un avión debe salir como mínimo con un 70% de su capacidad ocupada. Pero si liberas un asiento libre por fila, de plano ya estás reduciendo su oferta a ese mínimo”. En esa línea, Fernando Hurtado de Mendoza añade que, de imponerse la restricción, se provocarla una afectación innecesaria para las compañías aéreas, porque es muy probable que, con la baja demanda de viajeros durante los primeros meses de la reactivación (producto del miedo a volar en esta época) es esperable que los vuelos salgan con baja ocupación.

¿Qué decidirá el Gobierno? ¿Impondrá el asiento liberado? La medida es controversial, pero resolverla es urgente para despegar. O para mantener todavía las naves en tierra.

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