
Tarde o temprano iba a pasar: el Museo del Louvre se suma a la lista de los grandes museos víctimas no solo de su éxito, sino del cambio climático y los elementos. Meses después que las autoridades del Museo Británico prometieran profundas reformas para enfrentar millonarias goteras, el pasado 13 de enero, su presidenta y directora, Laurence des Cars, alertó a la ministra de Cultura, Rachida Dati a través de un documento confidencial (filtrado luego al diario Le Parisien) en el que detallaba el deterioro alarmante de la infraestructura del museo enumerando filtraciones de agua, la obsolescencia de los equipos técnicos y variaciones preocupantes de temperatura que ponen en peligro el estado de conservación de las obras.
Por cierto, ya en octubre de 2024, las lluvias torrenciales ya habían inundado el foso medieval habitualmente seco del museo. En noviembre de 2023, la explosión de una tubería de agua provocó la cancelación de la exposición dedicada al pintor y grabador del siglo XVII Claude Gillot. Asimismo, la falta de aire acondicionado en algunas salas obliga a cerrarlas durante las olas de calor cada vez más frecuentes.
La respuesta oficial no demoró en llegar: esta semana el Museo más visitado del mundo hizo noticia cuando el presidente Macron anunció que la institución alista una profunda renovación cuyo término se espera para el año 2031. Como informa el diario “Le Monde”, el vasto plan de renovación del Museo del Louvre exigirá una inversión de 800 millones de euros en los próximos diez años, de los cuales sólo una “muy pequeña parte” será financiada por el Estado, precisaron fuentes del Ejecutivo francés. Como fuentes de financiamiento se consideran los recursos propios del museo, la venta de entradas, el mecenazgo y las licencias del Louvre de Abu Dhabi. Según sus cifras más recientes, en 2023 el museo generó 161 millones de euros de ingresos propios gracias a la venta de entradas, el patrocinio y el alquiler de sus espacios. A esto se suman los 83 millones de euros procedentes de la licencia de su marca.
La icónica y majestuosa Pirámide, inaugurada en 1989 con el diseño del arquitecto Ieoh Ming Pei, ha quedado chica para la demanda del público. Está considerada “estructuralmente obsoleta” porque fue diseñada para acoger a cuatro millones de visitantes al año, mientras que en 2024, el museo registró casi nueve millones de visitantes, el 80% de los cuales eran extranjeros. Para descongestionar la pirámide, se creará una nueva gran entrada a la altura de la columnata Perrault, ubicada en la fachada oriental del Palacio del Louvre, anunció el presidente. Con estos cambios, se espera que el renovado Louvre reciba doce millones de visitantes al año.

La Gioconda se muda
Cada día, miles de turistas experimentan el dolor de cabeza y la aglomeración al desfilar bajo la Pirámide, teniendo solo interés en tomarse un selfie con la Mona Lisa. Una práctica que desvirtúa el sentido mismo de la institución. Por ello, para este plan de reformas resulta clave retirar la obras clave de su atractivo masivo: la célebre “Mona Lisa”, que contará con un nuevo espacio, dedicado especialmente para la pintura de Leonardo da Vinci, al que se podrá acceder de forma independiente.

Según el Ejecutivo francés, en seis años se completará este nuevo espacio y su entrada independiente, independientemente del resto del museo, con su propio pase de acceso. La presidenta del Louvre, Laurence Des Cars, precisó que el proyecto prevé una entrada al museo que dé acceso a las colecciones permanentes y a las exposiciones y, si se quiere ver a la Gioconda, pagar una entrada extra. Consultada por la prensa local, la funcionaria precisó que la pintura será instalada “probablemente bajo la Cour Carrée” (uno de los patios del Palacio del Louvre), espacio que permitirá a los visitantes contemplarla con tranquilidad. “Nuestra propuesta es asumir el estatus excepcional de la Mona Lisa”, insistió Des Cars, calificando la obra de “bendición para el Louvre”.
“Bendición” no resulta un término exagerado. Ubicada en la Sala de los Estados, la Mona Lisa, eclipsa las valiosas obras que le acompañan como la monumental “Bodas de Caná” de Paolo Veronese, ubicado en la pared opuesta, u otros maestros venecianos, como Tiziano y su “Concierto campestre” y “El hombre del guante”, además del boceto realizado por Tintoretto para “La coronación de la Virgen”, todos vampirizados por el icónico lienzo renacentista. A diario, mareas de turistas peregrinan para buscarla, ignorando la gran cantidad de obras maestras colgadas en el camino, incluidas otras cuatro de Leonardo da Vinci. Mientras tanto, otros muchos salones del palacio se encuentran vacías.
Como afirma Michel Guerrin, redactor jefe de “Le Monde”, aislar a la excepcional “Mona Lisa” en una sala con una entrada aparte permitiría restablecer la paz y reconquistar a aquellos que piensan que el Louvre ya no es para ellos. Incluso salvar a esta obra maestra de la decepción que provoca en el espectador. “No es el cuadro lo que decepciona, sino las condiciones de su descubrimiento”, afirma. “Los visitantes deambulan como si estuvieran en un aeropuerto antes de someter su equipaje de mano a rayos X. Frente a la obra de Leonardo, creen encontrarse finalmente ante la mirada de la Gioconda, pero, mantenida a cierta distancia, sólo perciben el rostro amarillento por el barniz y protegido por un cristal blindado”, escribe el experto.
Turistas no europeos pagarán más
Macron pidió al Louvre preparar una tarifa diferenciada más elevada para los visitantes extranjeros procedentes de países fuera de la Unión Europea, que debería entrar en vigor el 1 de enero de 2026.