El sismo del 6,1 que soportó Lima el último domingo dejó una cicatriz en el paisaje urbano de la ciudad. Los trozos de paredes desprendidas y ladrillos caídos de los pisos superiores de muchas viviendas demostraron una debilidad estructural generalizada. Este alarmante panorama, que ocasionó la muerte de un ciudadano en Independencia, es el reflejo de una mala práctica: la construcción de pisos superiores sin columnas de soporte y levantados con ladrillos pandereta.

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