
El sismo del 6,1 que soportó Lima el último domingo dejó una cicatriz en el paisaje urbano de la ciudad. Los trozos de paredes desprendidas y ladrillos caídos de los pisos superiores de muchas viviendas demostraron una debilidad estructural generalizada. Este alarmante panorama, que ocasionó la muerte de un ciudadano en Independencia, es el reflejo de una mala práctica: la construcción de pisos superiores sin columnas de soporte y levantados con ladrillos pandereta.

Según Miguel Estrada, presidente del capítulo de Ingeniería Civil del Colegio de Ingenieros-CD Lima, en la capital existen alrededor de 2 millones de viviendas. “El 70% de ellas son edificadas informalmente, es decir, 1′400.000 de viviendas son informales, no tienen supervisión técnica y no cumplen normas de diseño sismorresistente“, precisó.
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Entre ellas, se han identificado características impactantes de un tipo de vivienda que se construye al margen de la ley y solo con la dirección de un maestro de obras: aquellas de hasta cinco niveles donde solo se instalan columnas en el primer piso. Se calcula que hay cerca de 28 mil de estos inmuebles en 16 distritos de Lima.
David Durán, ingeniero civil y geógrafo, ha inspeccionado más de 10 mil edificios en Lima como parte de su proyecto digital ‘Ingeniería para ti’. Está presente en todas las redes sociales con más de 780 mil seguidores en TikTok.
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Esta experiencia le ha permitido identificar las características de las viviendas que se construyen al margen de una asesoría técnica de ingenieros y arquitectos. En estos casos, se opta por la experiencia de un maestro de obra.
“La falta de conocimiento técnico sobre cómo funciona una edificación sismorresistente hace que el maestro de obra tome decisiones por criterio de su propia experiencia, o sea, de manera empírica, pero sin seguir ningún ningún lineamiento normativo”, afirma.
“El primer piso se construye con ladrillos King Kong de 18 huecos, ideales para muros exteriores, porque pueden soportar el 90% de las cargas de peso y de un sismo. También, se coloca columnas de soporte a las paredes. Pero la estructura cambia desde el segundo piso en adelante. Para construir más rápido, los maestros de obra deciden hacer las paredes de los pisos superiores con ladrillos pandereta, que solo deben ser usados para muros divisorios en el interior”, explicó.

También conocido como ladrillo tubular, el ladrillo pandereta tiene un diseño ligero. Su única función es separar ambientes. Así lo establece la norma técnica E.030, de diseño sismorresistente, y la E.070, norma técnica de albañilería.
Aunque su uso más común está asociado a la construcción de pisos superiores, la mala noticia es que es igual de peligroso en todas las plantas.

Por su parte, Estrada señala que las viviendas informales se construyen de forma progresiva, aumentando y modificando los pisos en diferentes años. Esto también explica por qué una gran cantidad de ellas no tienen techo, elemento que también otorga estabilidad y rigidez a la estructura del edificio.
La vivienda de la que se desprendió la pared que cayó sobre Jhonatan Ventura Vega y le ocasionó la muerte tenía todas las características mencionadas.

Un aspecto llamativo es la inversión en los materiales para la construcción de una vivienda. Estrada advierte que el desconocimiento conduce a pensar que es más caro edificar un inmueble formal que uno informal, por lo que muchos propietarios deciden comprar ladrillos pandereta y adquirir de a pocos los materiales en las ferreterías.
De hecho, según un estudio del Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade), la autoconstrucción termina siendo alrededor de 33 % más cara que la construcción formal.
Por otra parte, Durán mencionó que el 2% de las viviendas informales presentan paredes sin amarres, arriostres ni columnas, que mejoran la estabilidad estructural y la resistencia a las fuerzas de un sismo. "Una casa con esas condiciones es una sentencia de muerte”, subrayó. En consecuencia, habría aproximadamente 28.000 en la capital.
De acuerdo con el ingeniero Miguel Díaz, director de investigación del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres de la UNI, este tipo de viviendas se encuentra en 16 distritos de Lima: San Juan de Miraflores, Villa El Salvador, Villa María del Triunfo, Chorrillos, Lurín, Chosica, San Juan de Lurigancho, Ate, El Agustino, Rímac, Comas, Carabayllo, Independencia, SMP, Ventanilla y Ancón.
“Los ladrillos tubulares o panderetas tienen poca resistencia sísmica, que es fácil de fallar, especialmente cuando no tienen columnas de confinamiento o columnas de arriostre”, destacó.

Los especialistas consultados por El Comercio coinciden en que las viviendas construidas con materiales y estructuras deficientes no soportarían un sismo de 8,8, magnitud del terremoto que pronostica el IGP. “Se dañarían totalmente y pueden colapsar sin dar oportunidad a que las personas salgan”, advirtió Díaz.
El investigador del Cismid-UNI mencionó que las casas mal construidas impactan a las que se encuentran a sus costados ante un sismo de gran magnitud, las cuales pueden tener una mayor o menor resistencia ante movimientos telúricos.
Al respecto, David Durán explicó que —debido a su estructura, materiales y resistencia— las ondas sísmicas de un sismo de gran magnitud hacen que las casas formales tengan un desplazamiento lateral de entre 3 y 6 cm. Por el contrario, manifestó que las viviendas informales se desplazan entre 15 y 20 cm. “El desplazamiento por las ondas genera fatiga en la estructura de la vivienda. En primer lugar, debilita a los ladrillos y, en segundo lugar, a las pequeñas columnas. Esta fatiga quiebra los muros, las columnas y así ocurre un colapso por el desplazamiento lateral exagerado que tienen las viviendas por inadecuado material, mal proceso constructivo, malas estructuras”, advirtió.