Silvia Vásquez-Lavado logró convertirse el jueves en la primera mujer peruana que alcanzó la cumbre del Everest, la montaña más grande del mundo. La montañista nacional logró el objetivo junto a un grupo de 150 personas alrededor de las 06.00 (hora de Perú).
En esta entrevista de Julio César Talledo realizada en marzo del presente año, Silvia Vásquez-Lavado comentaba cómo el montañismo le dio el "coraje y la valentía" para superar el abuso sexual sufrido en su niñez.
Tengo 41 años. Estudié en el colegio María Reina. A los 18 años recibí una beca Fulbright para la carrera de biología molecular en EE.UU., pero estudié negocios internacionales. He trabajado en eBay y actualmente soy ejecutiva principal de Paypal.
Silvia fue víctima de abuso sexual entre los 6 y los 9 años. Un trabajador de su familia abusó de ella. Vivió con el trauma hasta que el montañismo se convirtió en su mejor terapia para superarlo. Hace algunos años formó la ONG Courageous Girls para ayudar a mujeres que han pasado por lo mismo.
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Luego de concluir su carrera en la Millersville University de Pensilvania, su trabajo la llevó a recorrer Europa y Asia y ahí nació una pasión que le cambió la vida.
— ¿Cuándo y cómo decides escalar montañas?
En agosto del 2005 mi mamá me hizo venir al Perú para hacer una meditación. Ahí se me vino una visión de caminar entre montañas. Entonces decidí escalar el monte Everest [8.848 m.s.n.m.], el más alto del planeta. Aquel año solo pude acceder hasta el campamento base; sin embargo me sirvió para sentir una fortaleza capaz de hacerme olvidar el trauma y la vergüenza que traía conmigo. Prometí regresar algún día y alcanzar la cima con una causa social.
— No has parado...
Decidí trepar las cumbres más altas de cada continente. En setiembre del 2006 subí el Kilimanjaro [Tanzania, 5.895 m.s.n.m.], en agosto del 2007 hice el Elbrus [Rusia, 5.642 m.s.n.m.], luego coroné el Aconcagua [Argentina, 6.940 m.s.n.m.], el Monte Kosciuszko [Australia, 2.228 m.s.n.m.], además hice la pirámide de Carstens [Indonesia 4.890 m.s.n.m.]. Y a fines del 2015 el macizo Vinson, en la Antártida [4.897 m.s.n.m.]. Creo que soy la primera peruana que ha coronado esta montaña. Ahí la temperatura alcanzaba los 40 grados bajo cero en un día normal de verano. Tengo pendiente escalar el monte Denali, en Alaska.
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— ¿Por qué el montañismo puede ayudar a superar un trauma?
El montañismo fue mi terapia para superar la violencia sexual. Me dio el coraje y la valentía que no podía encontrar dentro de mí misma. Las montañas son una conexión muy especial con el universo. Es muy difícil poder entenderlo hasta que estés ahí.
— Hace dos años fundaste una organización para liberar del trauma de la violación a las mujeres que comparten tu causa...
Diez años después de haber llegado a la base del Everest llevé a un grupo de seis mujeres –la mayoría nepalesas– que pensé que no iban a entender lo que pregonaba. Dijeron que siempre les habían dicho que tenían esa fortaleza dentro, pero que nunca se sintieron realmente en ese estado hasta que escalaron. En consenso general me dijeron que cuando las rescataron de la esclavitud sexual iniciaron una segunda vida. Y lo que ahora han podido obtener es el comienzo de una tercera vida. Con Courageous Girls [Chicas Coraje] busco que levanten la mirada, que no callen y que estén siempre con la frente en alto.
— El silencio es cómplice de la violencia sexual.
Nadie lo dice, porque es una de las ofensas que completamente destruye la autoestima de cada persona, no es muy fácil comunicarlo; solo con admitirlo uno se siente que es una persona dañada. Las estadísticas mundiales indican que una de cada tres mujeres son víctimas de abuso sexual o algún tipo de violencia sexual en sus vidas. Este tipo de cosas está ahí, pero es muy difícil hablarlo, toma mucho coraje hacerlo.
— ¿Tardaste en contarlo?
Cuando pasó yo misma no sabía a quién decirle. Fue alguien que trabajaba para mis papás. Recién se lo dije a mi mamá cuando tenía 15 años. Nunca hubo justicia, en esa época era muy difícil.
— ¿Has proyectado escalar montañas peruanas con sobrevivientes del abuso?
Es una ironía que hasta ahora no haya escalado nuestros nevados. Me tuve que ir de mi país con tanta vergüenza que quiero regresar como hija pródiga. Me gustaría enfocar el programa que tengo acá en el Perú, donde se ve el montañismo como un deporte de alto riesgo; muchas veces es dominado por hombres. Esto es muy fácil poder inculcarlo a mujeres.
— Podrías coronar las montañas más altas del Perú.
Podríamos organizarlo y hacerlo. Ahora las posibilidades están abiertas.
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