“Nicolás Maduro vive rodeado de santeros cubanos”
“Nicolás Maduro vive rodeado de santeros cubanos”

Tengo 37 años y nací en Caracas, pero ya llevo 14 años viviendo en España. Estudié Periodismo en mi país y me fui a Barcelona para hacer dos maestrías. Allí estuve diez años y desde el 2013 estoy afincado en Madrid. Acabo de publicar “Los brujos de Chávez”.

 

Todo empezó con un viaje familiar a fines del 2012. Hugo Chávez ya estaba gravemente enfermo y David estaba en su país por una corta temporada. Y entonces sintió que debía indagar “si todos los cuentos y rumores” sobre prácticas brujeriles en que supuestamente incurrían el ex presidente y los altos jerarcas venezolanos “tenían siquiera una capa delgada de verdad”. Tres años y tres viajes después, Placer admite que la realidad superó los mitos que había oído. 

—¿Cuál fue el testimonio que hizo que se metiera de lleno en esta investigación?
Entre los primeros contactos que hice estuvo un ‘babalawo’, o sumo sacerdote de la santería [creencia religiosa en la que hay un sincretismo de prácticas cristianas
y animistas africanas]. Él realizaba sesiones y rituales en el Ejército venezolano. Al contarme de altos representantes del gobierno que iban a estas reuniones para hacer ofrendas a las deidades o para que les fumaran el tabaco y les adivinaran el futuro, pues ahí lo decidí.

—¿Era Chávez aficionado a invocar los espíritus?
Para nadie es un secreto su obsesión con la figura del libertador Bolívar. Tengamos en cuenta que Chávez se crio en un ambiente rural y campesino, desde chico escuchó
cuentos de apariciones y fantasmas. Él llegó a estudiar la voz de Bolívar, se grababa a sí mismo para darle un tono similar.

—¿Es cierto que dejaba una silla vacía para Bolívar en las reuniones con sus asesores?
Yo recogí hasta seis o siete testimonios de distintas procedencias sobre la silla vacía. De gente de su primer equipo de campaña, del primer hombre que le abrió una cuenta bancaria cuando salió de la cárcel, de los compañeros que compartieron celda con él. Múltiples testimonios acreditan esos episodios.

—¿Y aquello de que cuando almorzaba a solas pedía otra ración para el libertador?
Eso me lo contó una sola persona: la empleada de un hotel donde él se hospedaba con frecuencia durante su primera campaña presidencial, pero no lo pude contrastar con otra persona.

—¿Estos testimonios se los daban en un tono jocoso o serio?
A todos les preguntaba lo mismo, si ninguno llegó a pensar que este hombre estuviera loco. Todos me decían lo mismo, que eran ‘vainas’ de Chávez, excentricidades de un
gran hombre. Nunca lo interpretaron como un signo de locura.


David Placer, escritor venezolano.

—¿Su libro es una prueba más de la gran influencia que, a través de la santería, ha ejercido y ejerce Cuba en Venezuela?
Absolutamente. Viendo en Chávez un carácter profundamente supersticioso, Fidel Castro maquinó un plan para llenar de ‘babalawos’ cubanos las altas esferas del poder: ministerios, gobernaciones, la propia presidencia, empresas públicas, el Ejército, la Asamblea Nacional.

—¿No son solo rumores?
Era un rumor extendido que me lo confirma Raúl Baduel, amigo íntimo y compadre de Chávez, que también fue ministro de la Defensa del 2006 al 2007. 

—¿Qué hacían los ‘babalawos’ en el aparato estatal?
Buena parte de los altos cargos tenía su ‘babalawo’ personal. Baduel me confesó que tenían una doble función: por un lado, asesorar espiritualmente e intentar conceder los deseos de dinero, ascenso y alejamiento del enemigo; y por el otro, servir de informantes al Gobierno Cubano.

—¿Qué otros testimonios recogió usted de esta dependencia?
El de un director de una línea aérea a quien el chavismo le pedía pasajes gratuitos a Cuba para supuestamente firmar proyectos binacionales. Pero a través de sus propios empleados descubrió que no eran viajes de trabajo sino que muchos funcionarios iban a hacer consultas, a ‘hacerse el santo’ –como se dice popularmente– con los ‘babalawos’.

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—¿Pudo acreditar la realización de sesiones de santería en el mismo Palacio de Gobierno?
Yo no presencié sesiones, pero acudí a los salones del Palacio de Miraflores donde los ‘babalawos’ me dijeron que practicaban los rituales. En el libro cuento cómo pude ingresar y lo que vi, no lo voy a contar todo para que lo compren [risas].

—Pero díganos de algún objeto de santería que allí vio.
La cabeza de un caimán en la pared, un ancla enorme de barco, frutas en el suelo, pétalos de rosa de todo tipo y color, caramelos sobre la espada de Bolívar (que,
según la santería, sirven para endulzar el espíritu y algunas deidades), eran lugares con una decoración muy extraña.

—¿Las sesiones de espiritismo continúan allí?
Todo lo que describo de Miraflores continúa allí exactamente como estaba. Nicolás Maduro ha heredado el carácter supersticioso de Chávez. Imagine la capacidad de influencia de este, que logró convertir a un hombre ateo –como se declaraba Maduro–
en un creyente.

—¿Cuán presentes siguen los cubanos en Venezuela?
Maduro y su mujer, Cilia Flores, continúan rodeados de santeros y ‘babalawos’ cubanos. El mismo presidente ha realizado rituales de santería. Eso me lo han reconocido y ratificado no opositores o ex amigos dolidos sino personas
de su círculo íntimo hoy.

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—¿Llevó a cabo Chávez prácticas santeras contra alguien?
Cuento un episodio, aunque no corroborado, de un ritual que llevó a cabo en África contra un líder opositor a quién él veía como una seria amenaza.

—¿El acercamiento de Chávez a la santería lo alejó de la Iglesia Católica?
Nunca abandonó el catolicismo. Santería y catolicismo no están reñidos entre sí. Pero es cierto que al diagnosticársele la enfermedad, Chávez recorrió iglesias
como nadie. Fue al Santo Cristo de La Grita, quería copiar el camino espiritual de Bolívar.

—Finalmente todo fue en vano. 
En sus últimos días de vida se hizo una ceremonia de santería en Cuba llamada “se le tocan los tambores”, que fue transmitida en vivo por la televisión venezolana. Tal ceremonia no se hace a nadie que no profese tal creencia.

—¿Es cierto que a Chávez le auguraron que tendría una enfermedad grave antes de los 60?
Eso se lo dijo en 1987 su primera bruja, la vidente Cristina Marksman, antes de la santería. Esa premonición fue olvidada. Cuando Chávez muere, muchos comienzan a recordarla.

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