La Unidad Vecinal de Matute es uno de los primeros conjuntos residenciales de Lima. Se ubica al frente del estadio Alejandro Villanueva, solo separados por la avenida Isabel la Católica. (Foto: Composición)
La Unidad Vecinal de Matute es uno de los primeros conjuntos residenciales de Lima. Se ubica al frente del estadio Alejandro Villanueva, solo separados por la avenida Isabel la Católica. (Foto: Composición)
Jorge Chávez Noriega

A Leonardo Ledesma Watson (Lima, 1988) lo conocí cuando éramos estudiantes de periodismo. Aunque él, en realidad, antes que periodista quería ser futbolista como su tío, el delantero de Johnny Watson (†). Leo creció en la unidad vecinal de Matute, a pocas cuadras del estadio Alejandro Villanueva, viendo cómo cada fin de semana miles de hinchas de toda la ciudad llegaban a su barrio para alentar al equipo blanquiazul. De niño soñaba con que esos mismos hinchas lo vieran jugar, pero su talento como narrador lo llevó a otra cancha: una donde las historias bien contadas equivalen a goles.

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Debutó el 2014 con ‘El fantasma de la remington’, relato ganador del concurso ‘Ten en cuento a La Victoria’. A finales del 2019 hizo dupla con J.J. Maldonado y publicaron el libro de cuentos ‘El demonio camuflado en el asfalto’, donde Ledesma explora el terror y la ciencia ficción. Este 2021, bajo el sello de Alfaguara, ha presentado ‘Barrio Laberinto’, un libro en el que crea un universo donde, , “pese a la violencia, la muerte y la pobreza, hay lugar para la inocencia, el deslumbramiento del amor juvenil y la emoción infantil”.

La publicación está compuesta por diez relatos ambientados principalmente en las esquinas, calles y bloques de la unidad vecinal de Matute. “La vida en las calles no se parece mucho a lo que plantean las ficciones, pues la sangre no siempre suele manchar las paredes y la lealtad de los líderes no es imperecedera ni inmutable: la realidad es menos poética, menos articulada, menos épica”, se lee al inicio de ‘El laberinto y la rabia’, el primer relato del libro. Un buen puntapié inicial antes de sumergirnos por los caminos a los que Leonardo Ledesma nos quiere llevar. Y que conoce tan bien.

En el 2014 sale tu primer relato, ‘El fantasma de la remington’, pero tuvieron que pasar siete años para presentar ‘Barrio Laberinto’, tu primer libro de libro de cuentos. ¿Cómo se gesta este proyecto? ¿Desde cuándo vienes trabajando en él?

Cuando publico ‘El demonio camuflado en el asfalto’, ya había tratado de explorar mi barrio, Matute, desde otros ángulos y recoger las historias que me pasaron y le pasaron a quienes conocía. Así, con el paso de los años, entendí que entre varios relatos que ya tenía escritos había un discurso común y una motivación artística que siempre volvía al mismo lugar. En ‘Barrio laberinto’ hay historias que terminé de escribir el año pasado, por ejemplo, y otras que nacieron hace más de una década.

¿Cómo ha sido el proceso de crear historias que son cercanas a ti al estar ambientadas en tu barrio de toda la vida? ¿Qué temas te movilizan?

Son historias creadas por necesidad. Para mí fueron ejercicios de memoria y nostalgia (incluso de revancha), en los que traté de no caer en el anecdotario sino en la idea de hacerlas vivir de manera independiente y a pesar de mí. Los referentes literarios como Salinger, Hornby o el mismo Ribeyro fueron fundamentales, creo, para las perspectivas que buscaba con los cuentos de este libro, sin embargo, otras disciplinas como el cine o la música (de Spielberg a Gus Van Sant o las Spice Girls) también sirvieron para toda la composición. En este libro al menos hay temas como el paso de la adolescencia a la adultez, los códigos de un espacio geográfico, la violencia, el fútbol, el amor y la frustración, que son los que me movilizaban hace tiempo. Hoy probablemente hayan cambiado… más o menos.

Leonardo Ledesma, autor de 'Barrio Laberinto', y una joya: la camiseta que su tío Johnny Watson usó en los ochenta. (Foto: Facebook)
Leonardo Ledesma, autor de 'Barrio Laberinto', y una joya: la camiseta que su tío Johnny Watson usó en los ochenta. (Foto: Facebook)

¿Qué es lo que buscas retratar en tus cuentos?

A la gente con la que he convivido desde que tengo recuerdos. Si bien el libro habla sobre el barrio como concepto, creo que es más mi visión de este y no un todo oficial en el que expongo “el barrio”. No me gusta privatizar un lugar que tiene tantas historias como personas en él y no me gusta la gente que lo hace. Creo que el compromiso ha sido, primero, escribir bien y plantear historias que funcionen. El lenguaje como herramienta ha estado puesto en función de la narración y no al revés. No ha habido una exploración profunda en la forma, pero sí en el cómo y qué contar ciertos momentos. Me interesa además acercar al lector a un espacio cuyo imaginario es muy poco explorado o altamente prejuicioso, y a un puñado de chicos y chicas que lo habitan. También creo que es un libro de personajes. Detesto los personajes planos o funcionales, así que trabajo mucho en ellos.

¿Cómo describirías tu relación actual con Matute, tu barrio? ¿Cómo lo miras ahora, ya de adulto?

Como parte de mi identidad, una que se ha ido formando no solo con el lugar que habitamos, sino con cómo nos relacionamos y, después, cómo hacemos consciente eso que de más chicos vimos y no podíamos explicar: discriminación, desigualdad, normalización del crimen, etc. Creo que la pluralidad y la diversidad que siempre vi en mi barrio hicieron que yo sea un poco más como me siento ahora. Tengo una mirada pesimista no solo con mi barrio sino con el desarrollo de los espacios y las relaciones sociales, sin embargo, en el fondo y muy a mi pesar, siempre me queda la idea de que algo bueno existe ahí y en todos lados. Trato de mantener cierta esperanza en muchas cosas. Puede parecer hasta ingenuidad, pero quiero pensar que es una forma de aferrarse a eso que nos hace humanos. //

EL DATO

‘Barrio Laberinto’ ya se encuentra disponible en las principales librerías del país.

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