Veinte años después de la desaparición de los bancos naturales de conchas de abanico en un sector de la bahía de Paracas, debido a la contaminación de aguas servidas industriales y residenciales, esta especie biológica está regresando de a pocos a su hábitat en el lecho marino.
En un recorrido de 8 km por el litoral, entre San Andrés y La Puntilla, El Comercio corroboró que las conchas crecen en buenas condiciones en los cultivos de 26 asociaciones artesanales de maricultores.
Según explicaron, las conchas fueron “sembradas” en junio pasado en el mar que da al sector conocido como Atenas.
Para Pedro Donayre Pérez, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales y Maricultores de San Andrés (Acopemarsa), el cultivo planificado de conchas de abanico es la mejor forma de remediar el daño ambiental causado en el área.
“Es la mejora más importante que hemos logrado en los últimos 20 años”, comentó.
Pese a los resultados prometedores, Donayre asegura que aún trabajan en condiciones de informalidad, pues carecen de presupuesto. Por ello, desde el 2000 ha pedido apoyo al Estado para capacitar a sus compañeros y que puedan acceder a créditos financieros.
El director regional de Producción de Ica, Pablo Robles Soria, se mostró a favor del empoderamiento de los maricultures. “El uso del emisor submarino [tubería] contribuyó al reflotamiento de los bancos naturales de concha de abanico entre la Puntilla y San Andrés, además de favorecer la recuperación de la salud del ecosistema de la bahía”, dijo.
De acuerdo con Robles, en el 2012 se recolectaron 161.824 toneladas de concha de abanico. En el 2013, la producción subió en 74% (287.080 toneladas), pero en lo va del año apenas vamos en 73.439 toneladas, lo que representa un descenso del 25,28%.
Daniel Giurfa Fuentes, consultor en temas pesqueros de la región Ica, afirmó que la recuperación biológica del mar ha sido posible gracias a la puesta en marcha del emisor submarino.
“Esta recuperación se encuentra acorde con los Estándares de Calidad Ambiental (ECAS), que han permitido el asentamiento de recursos bentónicos [del fondo marino] de alto valor comercial como la concha de abanico”, explicó.
Se supo que la semilla de concha, que se cultiva en cautiverio antes de ser depositada en el mar, también está registrando un desarrollo y reproducción óptimos. De continuar así, se prevé no solo exportar conchas al extranjero, sino empezar a sembrar en las aguas de Lagunillas y Laguna Grande.
LEA MÁS EN LA EDICIÓN IMPRESA