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Tu tiroides: esa pequeña glándula que manda más de lo que crees
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Tu tiroides: esa pequeña glándula que manda más de lo que crees

Tu tiroides: esa pequeña glándula que manda más de lo que crees

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Si alguna vez has dicho “creo que mi tiroides está fallando” porque tu peso ha variado sin razón aparente, el pelo se cae como nunca antes, o estás más cansada de lo normal, no estás sola. La suele ser la gran sospechosa de todos nuestros males metabólicos, pero pocas veces entendemos realmente qué hace, cómo funciona y qué tiene que ver con lo que comemos.

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La tiroides es una glándula con forma de mariposa que vive en la base del cuello y produce dos hormonas clave: T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina). Estas hormonas son como los directores de orquesta del metabolismo: regulan cuánta energía usamos, cómo la usamos y hasta qué tan rápido late tu corazón. Básicamente, sin una tiroides en equilibrio, el cuerpo entra en modo “sin batería” o, por el contrario, “recalentamiento”, y esto nos afecta.

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Juan Carlos Fangacio

CUANDO LA TIROIDES SE DESACELERA… O SE ACELERA:

Existen dos grandes alteraciones: el hipotiroidismo (cuando produce menos hormonas) y el hipertiroidismo (cuando produce más). El hipotiroidismo es el más común, sobre todo en mujeres, y puede causar síntomas como cansancio, aumento de peso, piel seca, caída del cabello, estreñimiento y sensación de frío constante. Por el contrario, el hipertiroidismo acelera el cuerpo y se suele experimentar pérdida de peso, ansiedad, taquicardia, insomnio y sudoración excesiva.

Más que hacer una dieta especial, es fundamental construir una alimentación real con frutas, verduras, fibra y grasas buenas. (Foto: iStock)
Más que hacer una dieta especial, es fundamental construir una alimentación real con frutas, verduras, fibra y grasas buenas. (Foto: iStock)
/ andresr

Pero ojo: no todo aumento o pérdida de peso, caída de pelo o cansancio tiene que ver con la tiroides. A veces dormimos peor de lo que pensamos, no le damos al cuerpo los nutrientes y energía que realmente necesita, o vivimos con más estrés del que admitimos, y aun así culpamos a la tiroides. Ya que los síntomas pueden ser muy sutiles, hacerse chequeos de rutina es importante para detectar cualquier cambio. Un análisis de sangre que mida TSH, T4 libre y, si es necesario, T3 y anticuerpos tiroideos suelen darnos un buen diagnóstico. Si sospechas que algo no anda bien, acude a un endocrinólogo o nutricionista especializado.

NUTRICIÓN Y TIROIDES: UNA RELACIÓN INSEPARABLE

La alimentación juega un papel clave en la salud tiroidea. Para que esta glándula funcione bien, necesita nutrientes específicos como:

♦◊ Yodo: esencial para fabricar las hormonas tiroideas. Fuentes: pescados, mariscos, algas y sal yodada (aunque sin exagerar).

♦◊ Selenio: ayuda a convertir la T4 en T3, la forma activa de la hormona. Fuentes: nueces de Brasil, pescados y huevos.

♦◊ Zinc: apoya la síntesis hormonal. Fuentes: carnes, mariscos, semillas y legumbres.

♦◊ Hierro: sin niveles adecuados, la tiroides también se ve afectada.

♦◊ Vitamina D: aunque no suele mencionarse, juega un papel regulador en el sistema inmune y puede influir en los trastornos autoinmunes tiroideos (como Hashimoto).

Y claro, una microbiota intestinal equilibrada también influye, porque buena parte del metabolismo de las hormonas tiroideas ocurre en el intestino. Otro motivo más para cuidar tus bichitos buenos.

La caída del cabello es un síntoma común de hipotiroidismo, sobre todo en las mujeres. También lo son el aumento de peso, la piel seca y el estreñimiento. (Foto: iStock)
La caída del cabello es un síntoma común de hipotiroidismo, sobre todo en las mujeres. También lo son el aumento de peso, la piel seca y el estreñimiento. (Foto: iStock)
/ Boyloso

Por otro lado, hay algunos factores y alimentos que pueden interferir con la función tiroidea. Por ejemplo los vegetales crucíferos crudos (col, brócoli, kale, coliflor) contienen sustancias llamadas goitrógenos, que en grandes cantidades y sin cocción pueden interferir con la función tiroidea. ¿Qué hacer? Simplemente cocinarlos (al vapor o salteados) para mantener sus beneficios y reducir los compuestos que interfieren. Y sí, comer muy poco también puede “apagar” la tiroides; el cuerpo entra en modo de ahorro energético y baja la producción de T3.

Cuidar la tiroides no es hacer una dieta especial o vivir contando microgramos de yodo. Es construir una alimentación real, con proteínas de calidad, fibra, frutas, verduras y grasas buenas; tu tiroides ama la constancia, no las dietas extremas. Por eso cuidarla no se trata solo de “comer bien”, sino de alimentarse con conciencia, reducir el estrés, dormir bien y moverse con frecuencia. //

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