Nora Sugobono

Una chica cambió su día libre en el trabajo para poder verlo, al menos durante unos minutos, antes del desfile en el Palazzo Serbelloni. Otra había llevado una bandera del Perú y la levantaba lo más que podía, como si estuviese en un estadio para presenciar un partido o un concierto. Una señora incluso había tomado un tren a Milán tan solo para ver si tenía la posibilidad de —quizás— encontrar un sitio libre en la impresionante locación, un palacete ubicado en una transitada vía de la ciudad donde tendría lugar la pasarela de Jorge Luis Salinas (52) con su marca casi homónima: J. Salinas. En plena Semana de la Moda, conseguir un espacio dentro de un desfile es una hazaña imposible, en realidad, pero la esperanza alimenta los sueños más insólitos. Sobre todo si uno es peruano.

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