Este año, literalmente, la costa peruana hizo agua. Marzo fue el mes más duro. Arriba, bien en el norte, pueblos enteros quedaron bajo piedras, barro y corrientes turbias de los ríos desbordados. Catacaos prácticamente desapareció. Un poco más abajo en la franja costera, las inundaciones cubrían las principales calles del centro de Trujillo (La Libertad). La dorada estatua de su Plaza de Armas no tenía tierra a la vista. En Lima, casi toda la población sufrió el recorte del suministro de agua potable, mientras por televisión pudo ver resucitar del lodo a Evangelina Chamorro. Lametablemente, no a todos, como a ella, se les concedió el milagro.
Pero esos solo son algunos de los casos de más recordación dentro de la tragedia y la devastación. Los reportes oficiales del Indeci señalan que a consecuencia del fenómeno de El Niño costero 162 personas fallecieron, 500 quedaron heridas y 19 desaparecieron.
El pequeño Alex
Una cosa es leer hoy los números en frío, como estadísticas, pero otra haber vivido la tragedia. A mediados de marzo, Somos llegó a un poblado paupérrimo de la región Piura llamdo Loma Negra. Además de que los desbordes habían dificultado el ya por sí difícil acceso a la zona, los pobladores dormían a la intemperie, no tenían agua potable y, como si fuera poco, estaban en amenaza de contraer dengue debido a la cantidad de aguas empozadas.
En esa zona de emergencia sin las mínimas condiciones de salud, encontramos a cinco niños especiales que habían nacido con un extraño mal llamado lipodistrofia. Uno de ellos, de apenas seis años, era Alex. Un pequeño de salud frágil, ojos grandes y negros y sonrisa tímida. El día en que llegamos hasta Loma Negra nos mostró su casa llena de bichos y barro, nos acompañó a su colegio innundado y hasta posó para nuestro lente, siempre con timidez. De hecho, su imagen ilustró la nota que salió publicada. Veinte días después de nuestra visita, Alex murió. Llevaba semanas sin los cuidados que una condicion como la suya demandan, debido al desabastecimiento de alimentos y agua provocados por las lluvias. Tampoco hubo forma de trasladarlo hasta un hospital en Piura cuando su salud se terminó de quebrar.
Corte de agua en Lima
En la capital, mientras tanto, 34 distritos fueron declarados en estado de emergencia por el Gobierno. Las zonas más críticas fueron Chosica, Lurigancho-Chosica, Huarochirí y Carapongo.
Como consecuencia de los desbordes, Sedapal cerró la planta de tratamiento de agua potable La Atarjea y 27 distritos sufrieron el corte de agua. El anuncio de esta medida generó la histeria colectiva de los limeños, que corrieron a los mercados capitalinos para acaparar toda la comida y el agua posibles. En algunos puntos de la capital, cisternas de Sedapal repartieron agua.
Si bien El Niño costero nos dejó en la memoria imágenes tristes de peruanos que lo perdieron todo, también pudimos conocer los grandes corazones de muchos otros. Y no solo nos referimos a los policías, los miembros de las Fuerzas Armadas y los bomberos que estuvieron en la primera línea de auxilio, sino también a los otros peruanos que incluso pusieron en acción una campaña de donación a fin de poder hacer llegar agua, alimentos y abrigo a las zonas más afectadas.
Las imágenes y fotografías nos mostraron los exactos momentos del rescate de ancianos, mujeres, niños y hasta algunos bebés que habían quedado atrapados entre las aguas.
Reconstrucción lenta
Con algunos traspiés y la renuncia del primer director ejecutivo de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), Pablo de la Flor, el Gobierno avanza a paso lento con la reconstrucción de las zonas afectadas por el fenómeno de El Niño costero. El ministro de Transportes y Comunicaciones, Carlos Bruce, afirmó que su sector trabaja “para que después de un año [hacia el 2018] no haya ningún damnificado que se quede sin su vivienda reconstruida”. El avance de las obras no es paralelo, sin embargo, en todas las regiones. Mientras Bruce entregaba las primeras casas preconstruidas en La Libertad o Piura, los pobladores de la provincia de Paita acataban un paro para exigir la inmediata reconstrucción de esa provincia. Igual o más que esta situación, preocupa el anuncio de la próxima llegada del fenómeno de La Niña. ¿Estaremos preparados?