Los laboratorios de Estados Unidos se están viendo rebasados por un aumento en las pruebas de coronavirus, creando largas demoras en la entrega de resultados, lo cual según los expertos socava las acciones contra la pandemia.
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Con 3,9 millones de infecciones en el país hasta el miércoles y subiendo, este congestionamiento está causándoles problemas a los trabajadores que tienen que permanecer en casa mientras aguardan sus resultados, a los asilos que pasan apuros para mantener al virus fuera de sus instalaciones, y a los mismos laboratorios, que enfrentan una pesada carga de trabajo.
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Algunos laboratorios están tardando semanas en entregar los resultados de las pruebas de COVID-19, exacerbando los temores de que las personas asintomáticas puedan estar propagando el virus si no se ponen en cuarentena mientras esperan.
“Ha habido esta obsesión de: ‘¿cuántas pruebas estamos haciendo al día?’”, dijo el doctor Tim Frieden, exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés). “La pregunta es cuántas pruebas se están haciendo con resultados entregados en un día, para que el individuo al que se le hizo el examen sea aislado rápidamente y se advierta con prontitud a las personas con las que tuvo contacto”.
Mientras tanto, el número de personas en el mundo que se confirmó están contagiadas rebasó el miércoles los 15 millones, según cifras compiladas por la Universidad Johns Hopkins. Estados Unidos es primero a nivel global en casos y fallecimientos, estos últimos más de 142.000 a nivel nacional.
En las directrices emitidas por los CDC se recomienda que los estados que levanten las restricciones que habían impuesto por el virus obliguen a entregar los resultados de las pruebas antes de cuatro días. Recientemente la agencia emitió otras recomendaciones para no realizarles nuevos exámenes a la mayoría de los pacientes que tuvieron COVID-19 con el fin de confirmar su recuperación.
“Eso está obstruyendo el sistema”, dijo el subsecretario de Salud, almirante Brett Giroir, a la prensa la semana pasada.
Zachrey Warner conoce esta problemática muy bien.
El camarero de 30 años, de Columbus, Ohio, fue enviado por su empleador a casa el 5 de julio porque tenía fiebre alta días después de que comenzara a sentirse mal. Cinco días más tarde fue a que le hicieran una prueba.
Luego de casi dos semanas y un periodo sin remuneración, finalmente le entregaron los resultados el miércoles: negativo.
Aunque Warner dijo que la mayoría de los síntomas —incluyendo fiebre, diarrea, opresión torácica y dolores en el cuerpo— habían desaparecido días después de que le hicieran la prueba, no se le permitía regresar a laborar si no presentaba el resultado. El miércoles recibió una llamada en la que le informaron que no tenía COVID-19.
Fue “frustrante que yo haya perdido tanto tiempo de trabajo debido a que la prueba demoró una eternidad”, afirmó Warner. “Así son las cosas... (pero) estoy contento de haber dado negativo y de poder regresar a trabajar esta semana”.
Además de los perjuicios económicos que los retrasos en la entrega de los resultados puedan causar, también representan riesgos importantes para la salud.
En Florida, donde el estado confirmó el miércoles 9.785 casos nuevos y la cifra de muertes subió a casi 5.500, se ha ordenado a los asilos que efectúen pruebas a todos los empleados cada dos semanas. Sin embargo, hay quienes cuestionan ese punto debido a las grandes demoras en la entrega de los resultados.
Jay Solomon, director general de Aviva en Sarasota, una comunidad de ancianos con una residencia y una instalación de vida asistida, dijo que los resultados estaban tardando hasta 10 días en llegar.
“Es casi como: ¿qué estamos logrando en ese tiempo?”, preguntó Solomon. “Si esa persona no es puesta en cuarentena en esos 7 a 10 días, ¿está propagando sin darse cuenta?”
La entrega de los resultados dos o tres días después es casi inservible, según muchos expertos de salud, porque para entonces básicamente ha concluido el periodo para rastrear a las personas con las que el infectado tuvo contacto a fin de impedir más contagios.
La doctora Leana Wen, profesora de salud pública en la Universidad George Washington, dijo que es razonable pedirle a las personas que aguardan los resultados de sus pruebas que se aíslen durante 24 horas, pero los retrasos han sido inaceptables.
“Imagínense, ¿ustedes le dicen a un padre con hijos chicos que se confine durante 10 días o más sin saber si tiene realmente COVID? Es ridículo. En realidad es absurdo”, declaró Wen.
Fuente: AP
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