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Jimmy Kimmel y un rápido regreso a la TV que enoja a Donald Trump: ¿es el inicio de una nueva batalla legal?
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Fue un regreso emotivo a la televisión. A una semana de su suspensión de ABC, el comediante y presentador Jimmy Kimmel, un frecuente blanco de las críticas del presidente Donald Trump, inauguró su programa con un monólogo de casi media hora en el que no solo comentó sobre la controversia que lo sacó del aire, sino también ahondó en el debate sobre la libertad de expresión.
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Si bien no es ajeno a la fama, Kimmel, de 57 años, se encontró en el ojo del huracán a inicios de la semana pasada, cuando, poco después del asesinato del activista conservador Charlie Kirk en Utah, acusó a Trump y sus seguidores de quererle sacar partido a esa muerte y “tratar desesperadamente de caracterizar al chico como algo distinto a uno de los suyos”.
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En su monólogo del martes 23, Kimmel suavizó sus palabras, admitiendo que entendía que estos comentarios podrían “parecer inoportunos o poco claros” para algunos y afirmando que “nunca fue su intención restar importancia al asesinato de un joven” o “culpar a algún grupo específico por las acciones de un individuo profundamente perturbado”.

Pero la mayoría de su discurso estuvo concentrado en fustigar a Donald Trump y al presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), Brendan Carr, quien poco antes de su suspensión pareció sugerir que utilizaría el poder de la agencia federal para castigar a ABC por sus declaraciones.
“Podemos hacer esto de la manera fácil o de la manera difícil”, dijo Carr en el podcast del comentarista conservador Benny Johnson antes de que ABC anunciara la suspensión. “Estas empresas pueden encontrar formas de cambiar su conducta, de tomar medidas, francamente, sobre Kimmel, o habrá más trabajo para la FCC en adelante”.

Durante el monólogo, el conductor de televisión intentó establecer que su suspensión es solo un caso más en un intento de la actual administración de callar a voces que le son críticas, señalando que “este programa no es importante, lo importante es que podemos vivir en un país donde puede existir un programa así”.
“La amenaza del gobierno de silenciar a un comediante que no le gusta al presidente es antiestadounidense”, afirmó el cómico. “No se puede permitir que nuestro gobierno controle lo que decimos y lo que no decimos en televisión”.
Ataques contra la libertad de expresión
Una observación que gana fuerza si se toma en cuenta el éxito que Trump ha tenido en sus recientes ataques contra la prensa, incluyendo demandas de difamación contra diarios como The New York Times y The Wall Street Journal e incluso logrando favorables arreglos en las cortes con Disney - dueños de ABC - y Paramount - dueños de CBS - respecto a su cobertura periodística, casos que han sido considerados por sus críticos como medidas para apaciguar al presidente.
Una de estas voces críticas fue la del presentador de televisión, Stephen Colbert, quien en su programa “The Late Show” calificó el arreglo, en el que la televisora pagó US$16 millones al mandatario, como un “soborno” a Trump. Un caso que se agravó días después, cuando se dió a conocer que su programa no sería renovado en CBS, poniéndole fin a más de una década de existencia.

Y si bien la cadena alegó que se trataba de una decisión meramente de negocios, comentaristas notaron que la compañía se encontraba en medio de una adquisición que requería de la aprobación del FCC, por lo que les valía mantenerse en la buena gracia del mandatario.
Pero a pesar de la importancia que tuvo la cancelación el programa de Colbert, no se comparó a la reacción que se realizó en torno al de Jimmy Kimmel, una tormenta sobre la cual conversaron no solo figuras del entretenimiento, sino también empresarios e incluso figuras de ambos lados del espectro político - notablemente los senadores republicanos Rand Paul, Mitch McConnell y Ted Cruz - que se pronunciaron a favor de la libertad de expresión.
Para el analista político Octavio Pescador, hay varias razones por las que el caso de Jimmy Kimmel resonó más. “Primero porque se da en el marco del asesinato de Charlie Kirk, quien era una figura muy importante tanto para los movimientos juveniles como para los adeptos de Trump”, indicó a El Comercio. “Coincidentemente, aunque Kimmel es una figura más importante que la de Kirk, las audiencias de su programa – y la de otros ‘late night shows’ – son también relativamente jóvenes, usualmente menores de 50 años, por lo que lo que dijo tuvo un efecto en particular.”

La segunda razón es porque en las últimas décadas estos programas han crecido en importancia en términos de formación o consolidación de opinión, por lo que los comentarios de Kimmel en el que se atribuía el asesinato de Charlie Kirk a los seguidores de Trump – algo que información posterior contradijo – fue tomado como una ofensa no solo a la memoria del fallecido, sino al mismo movimiento.
“Esto causó que a diferencia del caso de Colbert, en el que se tomaron días para tomar la decisión de ‘cancelarlo’, la decisión en este caso fuera tomada inmediatamente y el programa fuera sacado del aire”, señaló.
Para el experto, no se puede decir que en este caso el presidente haya violado la primera enmienda, que garantiza la libertad de expresión, ya que no se le prohibió a alguien hablar ni le quitaron la licencia a ABC, solo amenazaron con investigarle. Pescador notó que si bien hay una figura legal que se llama abuso de autoridad en el que alguien utiliza la potestad que le da su cargo o jurisdicción para coaccionar a alguien a hacer algo, en la actual situación hay que acordarnos que el retiro de Kimmel fue una acción voluntaria de su empresa.
“Sin embargo, lo que hicieron va contra dos principios fundamentales del país, que son la democracia y el principio fundamental de la libertad. Y si bien este primero ha cambiado, amplian por ejemplo la votación a las mujeres y las minorías, la idea de la libertad se ha mantenido en sus tres vertientes que son la libertad empresa – el famoso ‘pursuit of hapiness’ o búsqueda de felicidad -, de defensa con el derecho a portar armas y la libertad de expresión”, notó. “Estas ideas definen la esencia de Estados Unidos históricamente y no hay forma que se cambie.”
Boicots y más pleitos en el horizonte
No todo Estados Unidos pudo ver el regreso de Jimmy Kimmel a la televisión, con las compañías Nexstar y Sinclair, quienes controlan más de 50 canales afiliados en todo el país, negándose a emitir el programa.
Como se recordará, fueron estas compañías las que iniciaron la plática de suspender el programa, con Sinclair incluso exigiendo que Jimmy Kimmel se disculpe y haga una donación al grupo Turning Point USA, que Charlie Kirk dirigía.
Si alguien no se mostró contento por el regreso de Kimmel fue el propio presidente Trump, quien despotricó contra el comediante.
“No puedo creer que la ABC Fake News le haya devuelto a Jimmy Kimmel el trabajo. ¡La ABC dijo a la Casa Blanca que su show estaba cancelado! Algo pasó entren ese momento y ahora, porque su audiencia (la del presentador) SE HA IDO, y su ‘talento’ nunca estuvo”, escribió el presidente en su red social Truth Social.
El presidente también describió a Kimmel como un “brazo más de los demócratas” e incluso amenazó con realizar nuevas acciones legales contra ABC. “Veremos cómo nos va. La última vez que fuimos contra ellos me dieron US$16 millones. Esto suena aún más lucrativo”.
Para Octavio Pescador, no es sorprendente que Donald Trump tome acciones legales tomando en cuenta su éxito anterior.
“Independientemente si sus acciones le resulten exitosas o no en términos económicos, van a conseguirle una victoria mediática y también créditos en cuestión de su base, porque está defendiendo la imagen y memoria de alguien que le trajo bastante apoyo juvenil”, consideró. “Y es un movimiento del que tiene un gran interés por mantener a pesar de la ausencia de su cabeza. Es por eso que ha tomado acciones como mandar al vicepresidente J.D. Vance a la primera transmisión del podcast de Kirk tras su asesinato.”
El experto consideró que la amenaza de un pleito legal también sirve para que Trump confirme lo que él califica una “presidencia imperial”, donde el mandatario quiere dar la impresión de que nadie en los medios puede hacerle frente utilizando victorias frente a Fox y ABC en el pasado como ejemplo, a pesar de algunas derrotas en contra. “Al final el presidente ya está acostumbrado a los litigios y tiene todo el tiempo y recursos del mundo”, señaló. “Adicionalmente, la Corte Suprema ya dijo que tiene inmunidad para cualquier decisión que tome durante el desempeño de sus funciones, así que está perfectamente feliz por utilizar esa potestad que tiene en este momento.”
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