(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Alfredo Torres

“Un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla” decía Marco Tulio Cicerón, 50 años antes de Cristo. La célebre expresión retoma actualidad en el Perú ante la creciente confusión que muestra la ciudadanía y algunos líderes de opinión sobre la violencia que sufrió el Perú como consecuencia de las actividades terroristas iniciadas por el en mayo de 1980.

Algunas encuestas efectuadas por Ipsos sobre esta materia tienen hallazgos preocupantes: solo 64% recuerda que el Perú vivió en los años ochenta y noventa una época especial de violencia. Para 28% era la misma violencia que en la actualidad. Es decir, no recuerda espontáneamente los atentados terroristas ni las 70 mil personas que murieron o desaparecieron como resultado de ese conflicto. A su vez, 26% no recuerda el nombre del fundador de Sendero Luminoso y 69% ignora el año de su captura.

Una de las causas de este desconocimiento puede ser que el informe de la , que ya va a cumplir 25 años de presentado, fue siempre muy controvertido. Por ejemplo, su caracterización de la violencia de entonces como “conflicto armado interno” solo es recogida por 16% de la opinión pública. Para 52% lo que se vivió aquellos años fue una guerra contra el terrorismo y para 17% una lucha contrasubversiva. Es decir, la gran mayoría toma una posición más dura que la aparentemente aséptica expresión de la CVR.

Por eso, aciertan y el alcalde de Lima en suponer que un amplio sector de la población verá con simpatía el proyectado parque Héroes de la Democracia. En cambio, se equivocan los que atacan al Lugar de la Memoria (LUM). Para 72% de los que lo han visitado, el LUM representa de manera adecuada los hechos que se vivieron contra 17% que sostiene que no. Esta aprobación del LUM se eleva a 89% contra 11% entre los mayores de 40 años.

El resultado más preocupante de la encuesta es que 11% caracteriza la violencia de entonces como “guerra popular”, la expresión creada por Mao Zedong y adoptada por para referirse a su actividad subversiva. Más inquietante aún es que, según Google, la búsqueda de la página web de Sendero Luminoso (www.solrojo.org) tiene 403 mil resultados, doce veces más que la página web de la CVR (www.cverdad.org.pe). Naturalmente no todos los que visitan una página web simpatizan con su contenido, pero es innegable que estos números son alarmantes.

Sendero Luminoso dejó varios miles de militares y policías muertos o inválidos. Es comprensible que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional quieran honrar a sus héroes y muchos civiles compartan ese sentimiento. Pero también hubo miles de muertos e inválidos entre autoridades y ronderos en la lucha contra Sendero. El analista Juan de la Puente recordó esta semana que Sendero Luminoso asesinó a más de mil militantes del Apra, más de 400 de Izquierda Unida y más de cien de Acción Popular, la mayoría gobernadores y teniente gobernadores, pero también a más de 200 alcaldes. “A ellos tampoco se les puede negar la memoria” concluía De la Puente. Y es cierto, no solo en Lima, todas las ciudades y pueblos donde murieron autoridades y ciudadanos víctimas de la violencia terrorista deberían tener monumentos y parques en su memoria.

Abimael Guzmán fue capturado el 12 de setiembre de 1992 y condenado a cadena perpetua pero un número indeterminado de sus seguidores continúa en actividad. Algunos han seguido cometiendo atentados, como los hermanos Quispe Palomino a lo largo del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem). Según informó El Comercio recientemente, llevan cometidos ya 446 asesinatos entre 1999 y el 2017. Otros, en cambio, han adoptado diversos organismos de fachada como el Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef), que practica la violencia social pero no atentados terroristas en la actualidad. Dicho sea de paso, la búsqueda de https://www.movadef.net/ registra 219 mil resultados.

El reconocimiento y homenaje a todas las víctimas de la violencia en la guerra contra el terrorismo –incluyendo los que fueron víctimas de crímenes perpetrados por militares, como en la base de Madre Mía– así como la derrota definitiva de los remanentes de Sendero Luminoso en el Vraem y sus infiltrados en diversas organizaciones son tareas pendientes que el presidente Martín Vizcarra está llamado a liderar y la ciudadanía a apoyar. No nos equivoquemos de enemigo.