Ana Bazo Reisman

En más de 44 mil centros poblados repartidos en 17 regiones del país, el frío del invierno golpea distinto. De acuerdo con el Centro Nacional de Estimación y Reducción del Riesgo de Desastres (), adscrito al , 7 millones 162 mil 648 personas se encuentran en especial grado de vulnerabilidad.

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En comparación con el 2021, esa cantidad ha crecido en 1 millón 851 mil, y con el 2020, en 5 millones 661 mil. De los más de 7 millones comprendidos este año, 633.125 son ciudadanos en riesgo muy alto; es decir, en menores condiciones —de vivienda y protección— para afrontar la temporada. Además, otros 5 millones 204 mil 495 peruanos se encuentran en riesgo calificado como alto. Las personas más expuestas a enfermedades respiratorias —menores de cinco años y adultos mayores de 60 — son 2 millones 555 mil 780 si se suman las dos categorías de riesgo.

En su más reciente informe de escenarios por bajas temperaturas, que desarrolla pronósticos para junio, julio y agosto del 2022, el Cenepred también ha destacado que 404 establecimientos de salud y 2.412 centros educativos están en el riesgo alto por no garantizar infraestructura ni equipamiento adecuados. En el caso del riesgo alto, son 4.231 y 22.310, respectivamente.

Anomalías bajo cero

En diálogo con El Comercio, el especialista del Área de Pronóstico del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), Nelson Quispe, señaló que algunas zonas del país –especialmente las del sur y parte del centro– sufrirán heladas tras un descenso significativo de la temperatura del aire.

“Aparte del descenso de temperaturas habitual en esta época del año, hay que tomar en cuenta lo que está siendo anómalo. Por ejemplo, zonas donde ahora se registran dos o tres grados por debajo de lo históricamente común. Esto se relaciona con que ya estamos en el tercer año consecutivo del fenómeno de la Niña. Ahora, con respecto a las heladas, hay localidades –como Mazocruz, en Puno– donde es normal que se experimenten cero grados o grados bajo cero, pero cuando se cae muy por debajo de esos valores, claramente hay una anomalía que preocupa”, dijo.

El Senamhi pronostica que julio será nuevamente el mes más intenso del invierno peruano. Al frío anómalo y las heladas, se suma también el friaje, otro fenómeno de caída de temperaturas que afecta la selva central con marcadas diferencias.

“En las heladas, que se registran en zonas altas, la sierra y el centro del país, se produce un descenso hacia los cero grados [centígrados] o por debajo de estos. El friaje, en cambio, se produce en la selva central por una masa de aire extensa que viene desde el Polo Sur. Así, la temperatura de esas zonas, donde usualmente hay calor extremo, desciende de forma extraordinaria y se generan vientos fuertes, sensación térmica inusual y lluvias”, dijo.

El friaje suele registrarse en los puntos más bajos de la Amazonía central; mayormente, en Madre de Dios, Ucayali, algunas zonas de Huánuco, y San Martín. “Cuando la masa fría ingresa en estas zonas, la temperatura mínima de las madrugadas, que suele ser de 20 o 22 grados, se convierte en diez u ocho grados”, comentó Quispe.

Poca acción preventiva y dispersión en la ayuda

Alfredo Zambrano, subdirector de Gestión de Información del Cenepred, indicó que, pese a las proyecciones sobre los riesgos, la gestión en prevención por parte de los gobiernos regionales, provinciales y distritales suele ser “honestamente, desalentadora”. Según aclaró, la institución asiste de manera técnica a los gobiernos subnacionales, a fin de que estos formulen e implementen planes en este sentido.

“La información que nosotros trabajamos es remitida a los gobiernos regionales y locales, que tienen recursos para intervenir y paliar los efectos de las heladas. Asistimos a los 25 gobiernos regionales, a 198 municipalidades provinciales y a más de 1800 municipios distritales. Entonces, con este conocimiento y estos recursos, deberían implementar acciones para prevenir y reducir riesgos. Ahora, valgan verdades, algunos lo hacen y otros no lo hacen. Ahí ya viene la tarea de seguimiento y monitoreo de la implementación”, declaró.

De acuerdo con el funcionario del Cenepred, en los gobiernos subnacionales suele existir “interiorizada una cultura reactiva, más que preventiva”, y por ello el proceso de asistencia puede resultar en un cumplimiento desigual sobre los planes. (Foto: César Grados/@photo.gec)
De acuerdo con el funcionario del Cenepred, en los gobiernos subnacionales suele existir “interiorizada una cultura reactiva, más que preventiva”, y por ello el proceso de asistencia puede resultar en un cumplimiento desigual sobre los planes. (Foto: César Grados/@photo.gec)

En línea con las cifras de la institución que integra Zambrano, son 192.229 viviendas de centros poblados las que están en riesgo muy alto frente al invierno y que carecen de las condiciones mínimas para la salud y el bienestar de sus cohabitantes. En riesgo alto, además, se señala que las viviendas vulnerables ascienden a 1 millón 840 mil 669.

De otro lado, aclaró que el plan multisectorial encabezado por la PCM ante las heladas y el friaje está condicionado por capacidad presupuestal y otros criterios de focalización, por lo que no necesariamente abarca a la totalidad de la población vulnerable que el Cenepred identifica en sus informes.

“El material de la vivienda es una variable muy importante en el análisis de vulnerabilidad de la población. Esto me da pie a comentar sobre el Plan Multisectorial ante las heladas y el friaje [que articula el gobierno central], que justamente considera el escenario de riesgo que trabaja el Cenepred. Allí, por ejemplo, el sector Vivienda activa su programa de ‘casitas calientes’, pero esto es más focalizado. Cada sector destina un monto para focalizar e intervenir”, dijo Zambrano.