Agencia Europa Press

Dos nuevos estudios observacionales brindan datos tranquilizadores sobre los cambios menstruales después de la vacunación contra el COVID-19, así se puede observar que cualquier cambio es pequeño y de corta duración en comparación con la variación natural en los ciclos normales, según el análisis realizado por la doctora Victoria Male, especialista en reproducción del Imperial College London (Reino Unido) en el ‘The BMJ’.

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El primer estudio se basó en datos de 3.959 mujeres estadounidenses que registraron al menos seis ciclos consecutivos en una aplicación de seguimiento del ciclo menstrual. De estos, 2.403 fueron vacunadas y el resto actuó como grupo de control. Después de tener en cuenta otros factores, la primera dosis de la vacuna no tuvo ningún efecto sobre el momento del período posterior, mientras que la segunda dosis se asoció con un retraso de 0,45 días.

Las más afectadas fueron 358 mujeres que recibieron ambas dosis de la vacuna en el mismo ciclo, experimentando un retraso de 2,32 días en su próximo período. Entre este grupo, el 11 por ciento experimentó un cambio en la duración del ciclo de más de 8 días, lo que se considera clínicamente significativo, en comparación con el 4 por ciento en el grupo no vacunado. En todos los grupos, la duración de los ciclos volvió a la normalidad dos ciclos después de la vacunación.

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Un segundo estudio preguntó a un grupo de 5.688 noruegas si habían experimentado cambios menstruales específicos (como un sangrado intermenstrual inesperado o un dolor menstrual peor que el normal) en los ciclos antes y después de cada dosis de vacuna.

El alto nivel de variación en los ciclos normales se destaca por el hallazgo inicial de que el 38 por ciento de los participantes informó al menos un cambio de lo normal en los ciclos previos a la vacunación, que aumentó al 39 por ciento después de la primera dosis de la vacuna y al 41 por ciento después de la segunda dosis. El cambio posterior a la vacunación informado con mayor frecuencia fue un período más intenso de lo normal.

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“Los hallazgos de estos dos estudios son tranquilizadores: los cambios en el ciclo menstrual ocurren después de la vacunación, pero son pequeños en comparación con la variación natural y se revierten rápidamente, señala Male, quien explica que gran parte de la preocupación pública sobre este tema surge de la información errónea de que las vacunas COVID-19 causan infertilidad femenina.

Aunque ya tenemos evidencia de que este no es el caso, y la evidencia también sugiere que la infección con COVID-19 puede reducir el conteo y la calidad de los espermatozoides, una comprensión más profunda de los efectos de la infección y la vacunación en la fertilidad permitirá un mejor asesoramiento de los pacientes para quienes esto es de particular preocupación”, afirma.

“Estos estudios representan un paso en la dirección correcta, pero aún queda mucho por aprender. Por ejemplo, comprender la forma en que se producen los cambios menstruales posteriores a la vacunación, determinar si algún grupo es particularmente vulnerable para poder asesorarlo adecuadamente y definir mejor el alcance y la persistencia de estos cambios”, concluye.

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