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La intersección del caos en Miraflores: ¿cómo solucionar la congestión entre Av. Reducto y 28 de Julio?
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Aunque la congestión vehicular se ha vuelto una constante en el distrito de Miraflores hay una intersección que se ha vuelto epicentro del caos: el cruce de las avenidas Reducto, 28 de Julio y Vasco Núñez de Balboa.

En los últimos días, conductores, peatones y vecinos han reportado gran embotellamiento en la intersección vial agudizados por los cierres parciales de la bajada Armendáriz como parte de la construcción del Puente Turístico Miraflores–Barranco.
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— Vecinos.Miraflorinos (@vecmiraflorinos) June 20, 2025
19/06/2025
28 de Julio con Reducto. Colapso total del tráfico. pic.twitter.com/8nyjXBhVMi
Este Diario comprobó cómo los autos y buses de transporte público se quedan atorados en la intersección varios minutos, especialmente los que se deben girar hacia la izquierda en Reducto para ingresar a 28 de Julio, con dirección hacia la avenida Larco. En este punto, la luz roja de uno de los semáforos puede tardar 115 segundos, frente a los apenas 41 segundos de luz verde.
Johann J Cárdenas, MS en Ingeniería de Transportes por la Universidad de Illinois, Urbana Champaign, e investigador del Illinois Center for Transportation, explica que el frecuente congestionamiento se debe a la convergencia de tres arterias de alto volumen de tránsito, una de las cuales, Reducto, es paralela a la auxiliar de la Vía Expresa. En diálogo con este Diario, se trata de un problema de diseño vial que no considera el comportamiento de los conductores ante el tráfico real.

“Geométricamente, la topología de cinco brazos, el ángulo de cruce y el espacio entre líneas de detección son deficientes, por lo que los giros opuestos se bloquean con facilidad al generarse colas. El hecho de que el cruce auxiliar a Paseo de la República esté tan cerca genera que, cuando el semáforo entra en rojo, el back-spill retroceso del tráfico que bloquea intersecciones previas] bloquee Reducto. Adicionalmente, el carril central de Reducto se bifurca hacia Vasco Núñez antes del semáforo, bloqueando los carriles directos”, explicó a El Comercio.
Con él coincide el ingeniero de tránsito David Fairlie, quien propone una revisión técnica que conteos vehiculares. Este diagnóstico permitiría determinar si el problema radica en un exceso de vehículos o en un desorden en la circulación. “A veces no es tanto la cantidad de autos, sino que todos se amontonan y se bloquean entre sí”, señaló. Si el volumen vehicular no excede la capacidad teórica de la intersección, se podrían aplicar soluciones menos invasivas, como rediseñar la señalización horizontal, ajustar los tiempos semafóricos y reorganizar los flujos.
Cárdenas añade que una alternativa de solución –aplicable para todas los cruces similares en Lima–, es contar con un sistema de semaforización integrada, que coordine los ciclos de luz verde/roja entre intersecciones. “En este cruce en particular, al no haber sensores o lógica adaptativa, el ciclo tiene una duración fija, y resulta inadecuado para una intersección de demanda variable. Dicha demanda puede verse alterada por desvíos temporales u obras en las avenidas paralelas que redirigen el tránsito hacia la intersección. Al margen de la duración fija del ciclo, la existencia de un giro protegido a la izquierda y un cruce peatonal, incrementan el tiempo de espera, y reducen el tiempo el tránsito”, añadió.

Asimismo, Fairle considera viable rediseñar la intersección para reducir el tamaño del “patio” central —el espacio donde los autos quedan atrapados— y ajustar la duración de la luz ámbar para evitar que los vehículos queden detenidos en medio del cruce. Para todo esto, se requiere una mejor planificación urbana que incluya el fomento del uso del transporte público como medida estructural para descongestionar el distrito.

Lo cierto es que la situación de la intersección caótica en Miraflores se reproduce en otras vías de Lima Metropolitana. De hecho, la capital peruana ostenta el penoso récord de ser la ciudad del mundo donde más tiempo se pierde por la congestión vehicular. Según cálculos de TomTom -firma holandesa que analiza tráfico y navegación por GPS en 500 ciudades y 6 continentes, cada persona que circula por Lima pasa casi 7 días atrapado en el tráfico al año. Son 155 horas desperdiciadas en una ciudad donde la hora punta se extiende por casi 12 horas.