Amén: "Cuando empieza la vanidad, la parte artística se muere"
Amén: "Cuando empieza la vanidad, la parte artística se muere"

Sobre el escenario, Marcello Motta se funde con su guitarra. Cierra los ojos, abre la boca, hace ademanes con las manos. A su alrededor, los otros miembros de Amén lo acompañan. Juegan en pared la guitarra y los teclados, la batería y el bajo suenan como soportes. Todos conocen el lenguaje. “Yo estoy seguro de que si [los integrantes de Amén] no estuviéramos de acuerdo en algún aspecto personal, nos encontraríamos en la música. Es algo que ni siquiera tiene proceso, es natural. Simplemente, te encuentras con la gente indicada”, dice Motta.

La química siempre existió en Amén, pero una deuda permanecía desde los inicios de la banda: sus discos nunca reflejaban la potencia que la banda suele transmitir en sus conciertos. Esto cambia con “Infectado”, su más reciente lanzamiento. Al estilo de sus “grandes éxitos”, este álbum presenta cuatro canciones inéditas acompañadas por 16 temas de la banda que fueron nuevamente grabados. Ahora canciones como “Decir adiós”, “Libre” o “Pan con mantequilla” ofrecen un renovado acabado expresivo, aunque cada una mantiene su estructura original.

“Lo que hemos hecho es recuperar la energía de la composición”, explica Motta sobre el disco grabado mediante sesiones en vivo. “Queríamos tener todos nuestros éxitos en un solo disco. Pensamos hacer otro muy parecido, pero con más temas nuevos. Entre las composiciones de Amén, hay muchas que pueden convertirse en singles”.

—Fusión rock—
Aunque la base rockera y bluesera de Amén se mantiene, “Infectado” presenta otros detalles interesantes. La inclusión de Maluki Santa Cruz como percusionista del grupo logra que en las nuevas canciones se note más de una textura latina. “Aunque siempre hemos sido cercanos a la fusión”, aclara Motta. “La canción ‘Ángel o demonio’ tiene una onda de bolero”.

El momento de Amén también parece ser uno de los mejores de su trayectoria. Su tecladista Henry Ueunten lo explica: “Las presentaciones este año han llegado a seis por mes. Estamos cosechando el beneficio de nuestros discos anteriores, sin que hayan sonado en las radios”. El secreto, sostienen, está en que tienen una base de seguidores fiel. “Todo tiene que ver con lo mucho que nos gusta tocar nuestras canciones. No creo ser el único que disfruta hacerlo”.

El respetable, por supuesto, tiene la última palabra. Y la agenda de Amén para las próximas semanas está copada.

Amén: "Cuando empieza la vanidad, la parte artística se muere"
Amén: "Cuando empieza la vanidad, la parte artística se muere"

En las nuevas canciones del disco se nota cierta influencia latina. Sé que han incorporado a un percusionista, Maluki Santa Cruz.
Marcello: Hay fusión caleta en este disco. Hay quenas, hay charangos, que los grabó un gran músico que es Freddy Flores, un capo. Coloreamos… por ejemplo en “Cliente” hay un solo de guitarra que tiene una quena a la par. ¡Para hacer un solo de guitarra con una quena tienes que ser capo! Y encima no es un solo que tenga una escala muy fácil de conseguir en la quena, porque son medios tonos. Son detalles que no son tan audibles. En “Decir adiós” hay charangos, revísala bien. Están bien maquilladas las canciones.

¿Por qué te animaste a explorar ese camino?
Marcello: Creo que es más una onda de darle identidad a la música que hacemos. La influencia musical que tengo es muy amplia.

El resto de Amén llega a la casa de Marcello. Nathan Chara (bajo), Manuel 'El Pulpo' Chávez (batería), Henry Ueunten (teclados) y el recientemente integrado Maluki Santa Cruz (percusión) toman posición.

Marcello: Lo que tenemos en común es la antena, la química musical. Cada uno tiene un talento un poco más desarrollado que el otro. Por ejemplo, Nathan [Chara, bajista] tiene el oído absoluto y es la oreja más rápida que he visto en mi vida.

Si en el ensayo alguien desafina, él de inmediato salta.
Marcello: No solo eso. Si en la calle pasa un carro él te dice en qué nota está el sonido que hace.
Nathan Chara: O las bocinas.
Marcello: Nosotros jugamos mucho con eso, pero él lo tiene. Es un don que se va desarrollando. Es aventajado (risas). El Chino [Henry Ueuten, tecladista] es capo con las armonías. Difícil sonar mal con el chino. El Pulpo [Manuel Chávez, baterista] es un capo con la intuición. Es instintivo. Apenas tú haces algo, él activa el ritmo y todo funciona.
Nathan: Se da cuenta de tu esencia y se acopla.
Marcello: Maluki igual, tiene la capacidad de la intuición al instante. Al tener nosotros esa base musical no hay pierde, siempre se arma algo y ese algo va a funcionar. En mi caso, tengo un poquito de todo, pero más es mi facilidad de componer, de crear, de producir. Puede ser eso, o todo lo contrario (risas).

¿Tuvieron esta química desde el inicio de la banda?
Marcello: Sí, porque tuvimos experiencias muy similares. Nadie tenía la facilidad de ir a comprar sus instrumentos. Yo tenía que acomodarme.

¿Qué experiencias tuvieron?
Marcello: Yo me hice una batería. Empecé como baterista y como no tenía cómo comprar una batería, mis toms eran unas galoneras a las que puse una tela en la parte donde se golpeaba y las afinaba con agua. A más agua, más agudos. Cuando era niño ya tenía composiciones y las grababa con una grabadora. Así empecé a idear cosas distintas. Un día se cayó una bandeja en la casa de mi abuela y dije ¡manya, aquí está mi platillo! La historia es larga, pero Pulpo tuvo una experiencia similar.

Manuel Chávez: Yo agarraba cajones de cualquier sitio y los usaba como percusión. Tenía instrumentos a la mano porque mi abuelo era luthier, fabricaba violines y guitarras. Pero yo los afinaba distinto… hasta que conocí a estos locos.
Nathan: En mi caso era la flauta, cuando tenía 6 años mis papás me ponían canciones religiosas y yo seguía la melodía con la flauta. Creo que desde ahí ya tenía lo del oído. Desde ahí fue más que todo teclados.
Marcello: Con el Chino Henry teníamos un teclado que nos compraron de niños, que era el Casiotone, un teclado blanquito. Un día estábamos conversando nos dimos cuenta que tuvimos el mismo.

Amén: "Cuando empieza la vanidad, la parte artística se muere"
Amén: "Cuando empieza la vanidad, la parte artística se muere"

¿Piensan constante mente en que cuando ustedes eran niños era mucho más difícil acceder a instrumentos? En comparación a la actualidad, ahora es más fácil que un padre pueda comprarle a su hijo pequeño una guitarra o un cajón.
Marcello: Creo que era mejor en cuestión al desarrollo, porque ahora tienes muchas cosas demasiado fácil. En cambio en ese entonces te costaba conseguirlas. Yo tenía una guitarra que parecía un arpa, tenía que apretarla para marcar las notas. Las cuerdas estaban muy separadas, era difícil. Las tres primeras notas me las enseñó mi mamá.
Henry Ueuten: Para que la gente pueda apreciar algo le tiene que costar un poco de trabajo. Yo doy clases y me relaciono con gente entre 17 y 21 años y estas generaciones están acostumbradas a la inmediatez, a la satisfacción inmediata. Antes nos costaba trabajo conseguir un disco, tenías que ir a Colmena a ver si lo tenían.
Marcello: Te reunías en una casa a escuchar un disco.
Henry: Claro. Tenías que esperar a alguien que trajera un LP de Estados Unidos. Ahora ya no, es tan fácil, ¿para qué nos vamos a juntar si en nuestras casas podemos escuchar lo mismo?
Nathan: Yo le compré un teclado chiquito a mi hijo de dos años y medio. Cuando tenía esa edad, yo no tenía ni idea de lo que era un teclado, hasta que tuve once años. Luego luché para tener el mío propio hasta los 28 o 30 años. Pero siempre luché por conseguir prestado alguno, ir a la casa de un amigo o tocar en algún sitio. Era una lucha, ahora es más fácil conseguir todo.

¿Es bueno o malo tener todo más fácil hoy en día?
Marcello: Creo que no es tan favorable para el desarrollo musical. Es mejor sufrirla, porque cuando la sufres aprendes de verdad, aprendes a valorar cada cosa que sucede.
Henry: Es la actitud que generas en la gente. Hay gente que quiere ser músico y al darse cuenta que no es tan fácil, que necesitas meterle cabeza, pasión, no le sale, se va a otra cosa. Es bien fácil para todos hacerlo, pero no se dan cuenta que en realidad todo depende de la pasión. Creo que todos los que estamos acá nos hemos pasado días enteros tocando, sacando canciones, no hay otra. En la época del terrorismo, no había luz, nada que hacer… agarrábamos la guitarra. Ahora todo está muy fácil y vamos a tener que enseñarle a las generaciones el valor de poder conseguir algo.

Hablando de esas generaciones, hay muchas bandas nuevas. ¿Qué rescatan de ellas?
Marcello: Personalmente veo un peligro musical para con ellos, porque puede haber una contaminación de facilismo. Y eso va a permitir que de repente, como todo el mundo tiene cámara, es muy fácil de caer en la vanidad. Y cuando empieza la vanidad en el artista, la parte artística se muere. Termina siendo una imagen y no un artista. Es por eso que veo un peligro, con respecto a la época, a lo que les toca vivir. Cuando hay una parte genética artística es un poco más difícil que pueda ser contaminada por la vanidad. Porque los impulsos son justamente de tratar de tener menos información para poder crear. En mis épocas de composición yo no escucho absolutamente nada. La memoria es como una cámara fotográfica, te puede salir alguna cosa que ya hayas escuchado y después encontrarte contigo mismo y ver que lo que hiciste se parece a otra vaina. Creo que la época que se está viviendo ahora tiene demasiada información. La vanidad está a la vuelta de la esquina en esta época y si te chapa se muere tu parte artística.
Manuel: Muchos músicos piensan mucho a la hora de tocar y no es tanto eso, es más sentimiento. Disfrutar, segundo a segundo, el compartir, hacer música.
Maluki Santa Cruz: Ahora hay mucho afán por impresionar, por quererse lucir. Quieren resaltar, ser los más vistos, qué bandas se ven las más profesionales. Son intereses distintos.

Amén: "Cuando empieza la vanidad, la parte artística se muere"
Amén: "Cuando empieza la vanidad, la parte artística se muere"

¿Pero el aspecto musical no va de la mano con la promoción?
Marcello:
Creo que una cosa es consecuencia de la honestidad musical. Cuando uno es honesto musicalmente es como cuando hablamos: tú te das cuenta que estamos diciendo la verdad. Pero si trato de empezar a hablar de una forma como para impresionarte te vas a dar cuenta.

La famosa “pose”.
Henry: Un día unos chicos me pasaron una encuesta que decía algo así como qué se necesita para que uno entre a ver una página de una banda nueva. Yo les dije que yo no comenzaría por una página. Todo comienza por la música. Ellos piensan que la foto debe parecer profesional, bien. Preguntaban si en la foto deben aparecer caras bonitas.
Marcello: Ahí perdemos todos (risas).
Henry: En nuestro caso, descartados (risas). Si escuchas a una banda que te gusta, no es necesario que esté integrada por los guapos del barrio.

¿Están yendo al revés las bandas de hoy en día?
Marcello: Están empezando a correr antes de caminar.
Manuel: Es por eso también que no hay nada nuevo. Se está escuchando lo del pasado siempre. En la música criolla se está haciendo lo mismo. Se escucha lo mismo, versiones nuevas, pero no hay composiciones.
Marcello: Y si hay composiciones muevas deben estar bien escondidas. Yo particularmente no conozco ninguna. Y no solo eso. En la salsa, todos son covers. Pocos componen. En el rock, en cambio, sí hay. Creo que es el idioma musical que más se ha abierto a la composición.
Henry: Pasa también que el “rock peruano” incluye una serie de estilos que no necesariamente son rock. Hay unas cosas que son bien pop o más indie o folk, pero todo es “rock peruano”.

¿Ya no es correcto referirse a la escena local como rock peruano?
Marcello: Creo que el rock es un idioma que lo puedes hablar en cualquier lugar. Yo no creo mucho en las diferencias. Siempre va a pesar la palabra rock. Cuando compongo las canciones no pienso mucho en si va a ser tal o cual género. No creo tampoco que nosotros estemos pegados a hablar un solo idioma. Creo que somos más artistas que rockeros. Se siente un sabor más latino con la entrada de Maluki… podemos ser muy versátiles.
Nathan: Hay mucha influencia de lo que hemos escuchado… somos esponjas musicales toda nuestra vida.
Marcello: Esponjas como Bob (risas).

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