Tomás Unger Golsztyn

La semana pasada vimos cómo la geología moderna comenzó con la publicación del primer mapa geológico –creado por el inglés William Smith– al cerrar el siglo XVIII. En el siglo XIX, la publicación del libro de Charles Lyell, “Principios de ”, planteó una escala de tiempo de inimaginables millones de años para la formación de los estratos que mostraba el mapa de Smith.

Estos dos investigadores trabajaron en Inglaterra, principalmente en la región carbonífera de Gales. Fue allí donde Smith dibujó su primer mapa y donde trabajó en la construcción del canal que le permitió observar la secuencia de los estratos. Sin tener una manera de calcular la edad de las rocas, solo se les atribuyó el orden.

REGISTROS FÓSILES ESPECÍFICOS

Smith colaboró con los franceses Georges Cuvier y Alexandre Brongniart en el desarrollo del principio de sucesión faunística: establecieron que el contenido fósil de las rocas varía en un orden vertical determinado, y que cada período tiene su propio registro fósil. Dedujeron que los restos más profundos serían los más antiguos, que los organismos habían cambiado a través del tiempo, y que podían ser ordenados en una secuencia temporal.

Mientras tanto, el geólogo inglés Adam Sedgwick se dedicó a determinar la antigüedad de los estratos e identificarlos poniéndoles nombres. Al más antiguo lo bautizó como Cámbrico, en honor a Gales (‘Cambria’ en latín). Por otro lado, Charles Darwin, y el menos conocido coautor de la teoría de la evolución, Alfred Wallace, llegaron a la misma conclusión que Lyell. Darwin, quien era amigo y ávido lector de Lyell, atribuyó su inspiración al libro “Principios de geología”. La evolución también necesitaba millones de años.

EONES, ERAS Y PERÍODOS

En los casi dos siglos que han pasado desde Smith y Lyell, la ha avanzado inmensamente. Hoy tenemos métodos para medir la edad de las rocas y fósiles; por ejemplo, fechando los minerales radiactivos que contienen. También podemos calcular la edad de la Tierra y cómo se formaron y desplazaron los continentes.

Además de poder fechar fósiles, hoy sabemos dónde estaban los continentes cuando diversas especies quedaron atrapadas en su estrato. Esto ha permitido hacer un calendario bastante preciso de las etapas del planeta en los últimos 2.500 millones de años

Se ha dividido este tiempo en dos eones. En primer lugar está el Proterozoico o el de los primeros animales (del griego ‘protero’, que significa ‘anterior’ o ‘temprano’, y ‘zoo’, que se refiere a los animales). Este eón no era conocido en el siglo XIX, cuando se sabía solamente de la existencia de los estratos del segundo eón, el Fanerozoico o de los animales visibles (del griego ‘fanerós’, ‘visible’), que comienza hace 541 millones de años con el Cámbrico, el primer estrato de Smith.

El eón Fanerozoico se divide en tres eras: Paleozoica (‘paleo’, ‘antiguo’), Mesozoica (‘meso’, ‘medio’) y Cenozoica (‘ceno’, ‘actual’). Hoy, solo nos ocuparemos de la Paleozoica y la Mesozoica.

LA ERA PALEOZOICA

La era Paleozoica comienza hace 541 millones de años y dura 56 millones. Durante esta, la vida del mar empieza a subir a la tierra. Los fósiles del Cámbrico más conocidos son los trilobites, los primeros artrópodos. Toda la vida es acuática, y las únicas plantas son marinas, aunque unas algas comienzan a invadir las playas.

El siguiente período es el Ordovícico, que tiene lugar hace 485 millones de años y una duración de 42 millones de años. El geólogo Charles Lapworth lo nombró por una tribu celta que habitaba Gales. Durante el Ordovícico aparecen los cefalópodos y los trilobites se perfeccionan, mientras la vegetación comienza a trepar a las playas. No había animales en tierra por falta de oxígeno y el día duraba 21 horas.

El siguiente período del Paleozoico es el Silúrico, bautizado por Adam Sedgwick en honor a otra tribu celta de Gales. Comienza 443 millones de años atrás y dura 24 millones de años. Durante este período aparecen en la tierra las primeras plantas vasculares con hojas y espinas. También surgen los primeros peces, que tienen escamas y agallas, y las primeras sanguijuelas y moluscos. Hay una gran variedad de trilobites, de hasta 50 cm.

El siguiente período es el Devónico, bautizado por el geólogo escocés sir Roderick Murchison en homenaje a la provincia de Devon. Empieza hace 419 millones de años y dura 60 millones. Aparecen gran variedad de conchas bivalvas, caracoles, moluscos y peces. El Devónico se caracteriza por una extinción que se inicia 372 millones de años atrás, cuando desaparecen súbitamente muchas especies marinas.

El siguiente período es el Carbonífero, nombrado así por Sedgwick debido a que es cuando se forman los depósitos de carbón. Durante este período, que comienza hace 359 millones de años y dura 47 millones de años, se establece la vida animal en tierra, con los primitivos anfibios vertebrados –reptiles precursores de los dinosaurios–, los primeros que ponen huevos. En el Carbonífero aparecen también los árboles, helechos y otras plantas que, tras millones de años, se convertirían en carbón.

El último período de la era Paleozoica es el Pérmico, que comienza hace 299 millones de años y dura 47 millones. Fue bautizado por Murchison por la región de Perm (Rusia), donde fue invitado por el zar para estudiar los estratos geológicos.

Una característica del Pérmico es el nivel bajo de los mares y la reducción de las costas. Esto se debió principalmente a que en este período se juntaron las placas tectónicas para formar el supercontinente Pangea –que significa ‘toda la tierra’–.

Este período es más conocido por la gran extinción que lo finalizó. El clima varió mucho durante el Pérmico y cambió la atmósfera. Al parecer se redujo la proporción de oxígeno, con lo cual muchas especies perecieron. Esta extinción continuó en el Triásico, el primer período de la era Mesozoica, que ocurrió hace 252 millones de años, duró 50 millones y fue seguido por el Jurásico.

Al terminar la era Paleozoica ya están los primeros reptiles, precursores de los dinosaurios. Estos sobrevivieron la gran extinción del Pérmico para ser eventualmente los principales protagonistas de la era Mesozoica. Su desaparición, hace 66 millones de años, marca el fin del período Cretáceo, el último de la era Mesozoica, del que nos ocuparemos próximamente.