Artistas Sukey Briceño, Pedro ‘Peko’ Urrutia y  Heison Espinoza en el parque La Muralla. | Foto: Raul Riebenbauer
Artistas Sukey Briceño, Pedro ‘Peko’ Urrutia y Heison Espinoza en el parque La Muralla. | Foto: Raul Riebenbauer
Jorge Paredes Laos

El arte urbano se ha impregnado ya en la memoria de Lima. Grafitis y murales se expanden por la ciudad y ganan nuevos espacios, más allá de los intentos por borrarlos del mapa. En el parque La Muralla doce artistas urbanos, con la venia del Serpar, han pintado una serie de murales que recuperan desde la potencia del spray, los personajes de Pancho Fierro, además de íconos populares limeños —antiguos y nuevos—, desde Chabuca Granda hasta Ymac Súmac, pasando por Nicomedes Santa Cruz, Chacalón, Juan Diego Flórez y los integrantes de Rapper School.

Heison Espinoza, Dors, representante del colectivo Coloriza y uno de los gestores de esta intervención, dice que la transformación de los muros del parque demoró tres días y que cada artista propuso qué figura representar de acuerdo a su estilo e identificación. Sukey Briceño, una joven escultora y muralista egresada de Bellas Artes, eligió la figura de Ymac Súmac. “Estudiar sobre ella, redescubrir su figura —dice—, me ha parecido sorprendente, sobre todo por el éxito que tuvo fuera del país, sin perder sus raíces”. Sukey la representó ataviada con una lliclla y acompañada de un colibrí, porque la voz de la soprano competía con el canto de las aves.

“Aflicción e incertidumbre”, de Decertor. Calle Hipólito Unanue, cuadra 3, Miraflores | Foto: Raul Riebenbauer
“Aflicción e incertidumbre”, de Decertor. Calle Hipólito Unanue, cuadra 3, Miraflores | Foto: Raul Riebenbauer

La historia del grafiti en Lima tiene más de 30 años. Todos recuerdan que, a mediados de la década del 90, llegó Trans a Lima, un artista de origen peruano que radicaba en Estados Unidos, y comenzó a dejar sus marcas por la Panamericana Sur. A él se unieron NOZ, quien provenía de San Francisco, Lady Buku y los LR. “El grafiti nunca va a morir y si muere siempre renace”, le dijo Trans al artista Renzo González en una conversación que puede leerse en su página de internet.

En las décadas siguientes, el grafiti dejó los barrios de clase media para expandirse, a sobresaltos, en las paredes de toda la ciudad, y sorprender a quien quiera verlo en medio del agitado día a día limeño. Uno de estos asombrados transeúntes fue Raúl Riebenbauer, un documentalista y profesor español, que quedó atrapado por la magia de los grafitis y murales, al punto de tomar más de 30.000 fotos de ellos, entre los años 2013 y 2015. “Llegué a bajarme de los buses si veía un grafiti que me llamaba la atención. Empecé a detener mi vida para empezar a mirar”, dice.

El resultado de tamaña obsesión es Tránsito (Editorial UPC), un libro que reúne decenas de fotografías de grafitis y murales de reconocidos artistas locales como Jade, Entes, Pésimo, Decertor, Seimiek, Los Salvajes, El Salsa, y muchos más, pero sobre todo recoge historias de cómo una pared intervenida puede cambiar la vida de la ciudad y sus habitantes.

Ahí está la historia de Pablo Alfaro, un lustrabotas que pasa largas horas del día recostado sobre un muro en el cruce de los jirones Lampa y Puno. Pero un día, Decertor, Seth y Elliot Túpac intervinieron el espacio y dibujaron a un niño con pies desnudos al costado de la caseta verde de Pablo, con la frase “Antes soñaba”. Entonces, todo cambió. Pablo se convirtió en el principal guardián de la obra hasta que un alcalde, en marzo de 2015, regresó todo a la ‘normalidad’ y recubrió el muro con pintura blanca.

"No orinar, carajo", de Meki. Mercado de Cantagallo | Foto: Raul Riebenbauer
"No orinar, carajo", de Meki. Mercado de Cantagallo | Foto: Raul Riebenbauer

Nosotros vemos el grafiti como una herramienta de cambio que permite sensibilizar a los transeúntes para que escapen un rato de su rutina viendo una pared pintada con un mensaje, con un pensamiento”, dice Pedro ‘Peko’ Urrutia, quien tiene 28 años, vive en La Victoria y ha transformado las calles de su distrito con su arte, convenciendo a vecinos y autoridades.

La cuadra cuatro del jirón Canta, detrás de la Plaza Manco Cápac, era un urinario público hasta que Peko y otros artistas la intervinieron. “Alrededor había agencias de transportes y los viajeros se llevaban una mala impresión de mi barrio —cuenta—, por eso decidimos tomar ese espacio y llenarlo de pintura”. Primero, crearon ahí un inmenso mural dedicado a Star War y en noviembre pasado lo cambiaron por otro alusivo a Halloween. Peko forma parte de un colectivo que impulsa la creación de murales. En la cuadra nueve de Paseo de la República, desarrolló proyectos dedicados al bicentenario y recientemente un homenaje a Akira Toriyama, el creador de Dragon Ball. Un inmenso espacio instagrameable muy difundido en redes sociales.

Sef, carretera central, kilómetro 24,5, Chaclacayo | Foto: Raul Riebenbauer
Sef, carretera central, kilómetro 24,5, Chaclacayo | Foto: Raul Riebenbauer

¿Se puede hablar de una ruta del grafiti en Lima? Más allá de los conocidos circuitos de Barranco, Miraflores, Surquillo, Magdalena o San Miguel, existen escenarios diversos. “El 80 por ciento del grafiti está en las periferias”, dice Heison Espinoza. Él menciona la zona histórica de la Panamericana, cerca del Jockey Club; el paradero La 30, en Villa María del Triunfo; el cruce de las avenidas Universitaria con Angélica Gamarra, en Lima Norte, donde se pinta desde hace más de 25 años; o las calles de La Balanza, en Comas; o la avenida Los Héroes, en San Juan de Miraflores; o las calles de Villa El Salvador; o Canto Grande, en San Juan de Lurigancho. Heison espera que algún día Lima alcance la resonancia grafitera que tienen urbes como Medellín, Ciudad de México o Río de Janeiro.

En el camino, cada vez más mujeres se han sumado a la movida. Hoy son reconocidos los nombres de Mónica Miros, Mekilu, Luz de Luna o Lafefacox. “En todos los eventos que he participado siempre he visto un 90 por ciento de hombres y un 10 por ciento de mujeres”, dice Sukey. “Aunque nunca he sentido falta de respeto —comenta—, sí me he dado cuenta de que algunos hombres piensan que por ser mujer no estoy a su nivel, o no puedo trabajar murales grandes, eso me ha hecho entrar en competencia conmigo misma para demostrar que sí puedo”.

Como afirma Riebenbauer, en Lima las paredes palpitan. Y si uno se atreve a mirar, ya no puede dejar de hacerlo.

Más información

Entre el 12 y 26 de marzo se realizará el Greengraff, uno de los eventos de arte urbano más importantes de Lima. Organizado por el colectivo Coloriza, este año cuenta con el apoyo de UPC Cultural. Se realizará en espacios ubicados en San Miguel, Comas, San Martín de Porres, La Victoria y Villa El Salvador, con la participación de 40 artistas internacionales y 90 artistas nacionales.

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