
Tres semanas y media desde su regreso a la Casa Blanca han bastado para que Donald Trump deje en claro que él es quien manda y que sus planes no pueden esperar. Su demostración de fuerza se ha traducido en una avalancha de órdenes ejecutivas y medidas que muestran su agenda de mano dura en inmigración, su deseo de desmantelar sectores del gobierno o su intención de recortar los derechos de personas transgénero.
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El problema para él es que su andanada de órdenes y decisiones ha chocado de frente con una ola de litigios y bloqueos, sobre todo en temas vinculados a la deportación de inmigrantes indocumentados y a las estrategias del magnate tecnológico Elon Musk para disminuir el tamaño del Estado. Se trata de un tenso tira y afloja que aviva el debate sobre los límites de la autoridad presidencial, el abuso del Poder Judicial, el respeto a la voluntad popular y hasta las posibilidades de una crisis institucional.
Estos son algunos de los obstáculos que existen hasta el momento para la administración Trump:
1. Resistencia judicial: demandas y fallos bloquean las órdenes del presidente
La principal traba a las órdenes de Trump es el bloqueo judicial. Hasta el momento las acciones del nuevo gobierno enfrentan más de 50 demandas –presentadas por fiscales generales estatales, sindicatos y organizaciones–, muchas de las cuales han sido avaladas por jueces que han obstruido, al menos temporalmente, las iniciativas del líder republicano.
Algunas demandas se superponen. Por ejemplo, hay al menos nueve litigios en curso para impugnar la orden ejecutiva de terminar con la ciudadanía por derecho de nacimiento para los hijos de padres que se encuentran en EE.UU. de manera irregular. Cuatro jueces ya decidieron bloquear esa medida, el último de los cuales fue el juez federal de Boston, quien el jueves 13 consideró que la orden de Trump va en contra de la Constitución.

“El presidente Trump puede creer que está por encima de la ley, pero el mandato judicial de hoy envía un mensaje claro: él no es un rey y no puede reescribir la Constitución con la firma de un bolígrafo”, se pronunciaron los fiscales generales demócratas de 18 estados, al celebrar la decisión judicial.

Además de medidas sobre inmigración, las cortes han puesto en pausa las órdenes de Trump sobre la congelación de subvenciones y préstamos gubernamentales, la destitución de trabajadores federales, el acceso de Musk y su equipo a datos sensibles, entre otros. Ayer, un juez federal bloqueó temporalmente la orden de Trump de congelar la ayuda de EE.UU. a todo el mundo, canalizada principalmente a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid).
- Decenas de órdenes judiciales han frenado, al menos temporalmente, varios objetivos de la administración Trump. Estas son algunas iniciativas que enfrentan bloqueos:
- Poner fin a la ciudadanía automática para los niños nacidos de inmigrantes indocumentados en EE.UU.
- Congelar la ayuda exterior de EE.UU., canalizada principalmente a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid).
- Transferir a las reclusas transgénero a prisiones solo para hombres.
- Congelar hasta 3 mil millones de dólares en gasto interno.
La Casa Blanca ha apuntado directamente contra los jueces, a quienes acusa de estar causando una crisis constitucional y de abusar de su poder. “Esto es parte de un esfuerzo concertado más amplio de activistas demócratas y no es más que la continuación del uso de la justicia como arma contra el presidente Trump”, dijo la vocera presidencial, Karoline Leavitt.
No pocos expertos y medios de comunicación estadounidenses afirman que Trump desafía los límites de la ley y de los alcances de su poder. El momento no podría ser mejor para él, ya que el Congreso está controlado por los republicanos, y la Corte Suprema –que tendrá la última palabra en los casos que desee considerar– también tiene mayoría conservadora.
Sin embargo, el paso de algunos casos por los tribunales de primera instancia a los tribunales de apelación y luego a la Corte Suprema podría llevar meses, apunta “The New York Times”.
2. Ciudades santuario desafían las medidas contra la inmigración irregular
La política migratoria de Trump también ha encontrado resistencia en algunas ciudades santuario, como se conoce a las urbes que aplican políticas para proteger a los inmigrantes en situación irregular. San Francisco (California) es una de las últimas en demandar a la administración Trump.
El republicano, que declaró a los migrantes en situación irregular como una amenaza para la seguridad nacional, acusa a las localidades santuario de dar “refugios seguros a los indocumentados para evitar ser detectados por las fuerzas del orden federales”.

Uno de los puntos de discordia es que los funcionarios penitenciarios locales liberan a los reclusos sin papeles sin coordinar primero con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Ante la resistencia de algunos estados, principalmente demócratas, el gobierno federal dio un paso adelante contra las ciudades santuario y demandó a Chicago y al estado de Illinois por obstruir intencionalmente las competencias del Ejecutivo nacional para regular la inmigración. Amenazó con hacer lo mismo con Nueva York, pero el alcalde neoyorquino, el demócrata Eric Adams, afirmó que está dispuesto a cooperar con Trump.
- Alrededor de una docena de estados y cientos de ciudades en todo EE.UU. se consideran “santuarios” para inmigrantes indocumentados.
- San Francisco, el condado de Santa Clara (California), Portland (Oregon), New Haven (Connecticut) y el condado de King (Washington) demandaron a la administración Trump por sus esfuerzos para lograr que cumplan sus políticas de inmigración.
- Entre los estados santuario figuran Nueva York, Illinois, California, Washington, Colorado, Connecticut, Massachusetts, Nueva Jersey y Oregon.
3. Funcionarios también protestan y se niegan a cumplir órdenes
Además del camino legal, algunos empleados de agencias públicas se han resistido a las órdenes de Trump, incluso con protestas. Si bien su poder de acción es simbólico y mucho más limitado, ejercen presión contra el gobierno y avivan el debate sobre sus medidas.
El descontento también ha hecho que algunas disposiciones de Trump no se acaten. El gobierno despidió esta semana a cuatro trabajadores de la Agencia Federal de Gestión de Catástrofes (FEMA), entre ellos a su director financiero, luego de acusarlos de eludir órdenes y pagar a “hoteles de lujo” para hospedar a migrantes en Nueva York.
4. Posibles frenos en el campo internacional
Varias de las propuestas de Trump sobre política exterior también vienen provocando reparos. Aunque por ahora los cuestionamientos solo se han expresado en palabras, si los planes del jefe de Estado –sobre todo los expansionistas– pasan a la acción, Washington podría ser frenado por tratados supranacionales. En el caso de su polémico plan para tomar el control de la franja de Gaza, los expertos han advertido que incluso podría cometer un crimen contra la humanidad, de acuerdo al derecho internacional.
MARÍA PUERTA RIERA
Profesora de Gobierno Americano en el Valencia College de Orlando
Trump no está tratando de desmontar la administración pública a través del desmantelamiento del gobierno federal, lo que busca es socavar el poder que tiene el Congreso de adjudicar los recursos. Está tratando de limitar y neutralizar el poder que tiene la rama legislativa para determinar el presupuesto público.
Por ejemplo, eliminar la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid) no es un golpe desde el punto de vista financiero, pero sí es una medida que hace mucho daño porque es una forma de minar la separación de poderes y, sobre todo, la función de pesos y contrapesos. El Poder Legislativo no tiene forma de limitar el abuso de autoridad del Poder Ejecutivo, que es lo que está haciendo la administración Trump. El gobierno está excediendo su poder.
El Poder Judicial es el otro freno y contrapeso que tienen las otras dos ramas. Cuando el Congreso y el Ejecutivo se exceden, el Poder Judicial actúa para frenar los abusos. Y eso es justamente lo que pasa ahora.
Trump quiere ver hasta dónde llega el Poder Judicial, porque él sabe que el Poder Legislativo no va a frenarlo. Él no solo tiene una mayoría en el Congreso, sino que sencillamente está ignorándolo y está dejando que sean los jueces los que definan hasta dónde puede llegar él. Su meta es llegar a la Corte Suprema, donde él entiende que tiene la mayoría a su favor.
RAGI YASER BURHUM
Científico peruano radicado en San Diego y CEO de AmigoCloud Inc.
Sin duda, Donald Trump es una figura polarizante que ha entrado con una lluvia de órdenes ejecutivas desde el primer día. Al mismo tiempo, EE.UU. es un país con instituciones fuertes que mantienen la división de poderes, y algunos jueces en el Poder Judicial están intentando cancelar varias de estas iniciativas. Si varios de estos casos llegan a la Corte Suprema, es probable que los resultados sean favorables para Trump, ya que el máximo tribunal está compuesto por una mayoría conservadora.
Sin embargo, el objetivo actual de los demócratas parece ser lograr una desaceleración de las medidas de Trump para poder tener tiempo de buscar alternativas para desmantelar esas iniciativas. Pero nada de esto parece desacelerar a Trump y sus políticas para balancear el presupuesto de Estados Unidos.
Lo que Trump hizo con Usaid es el ejemplo perfecto. El gobierno trasladó su administración al Departamento de Estado y su presupuesto fue paralizado por 90 días mientras se evaluaba cada gasto. Muchas organizaciones fuera de EE.UU. han protestado fuertemente debido al corte de financiamiento, pero dentro del país esta ha sido una medida bastante popular. Ahora un juez paralizó temporalmente la decisión de Trump.
Es claro que las trabas judiciales no son ideales para los planes de Trump, pero hasta ahora no se percibe que esté afectando su velocidad de ejecución.