Albor llega a la escena gastronómica peruana con un nuevo concepto.
Albor llega a la escena gastronómica peruana con un nuevo concepto.
/ Mario Zapata

En el competitivo mundo de la gastronomía peruana, donde la innovación y la tradición se entrelazan constantemente, emerge Albor, un restaurante que apuesta por una propuesta diferente, una cocina con insumos peruanos y un enfoque minimalista, pero con profundidad.

Albor significa luz del alba o amanecer y eso es lo que pretenden replicar en cada una de sus presentaciones, dándole un nuevo ‘amanecer’ a los clásicos platos peruanos, pero sin perder la identidad.

El concepto detrás de Albor parte de una conexión esencial con la naturaleza y la historia. “Es la historia de una mujer que representa aquella madre tierra que siempre nos ha dado de comer”, explica su chef, Christian Moreno Romero. Su objetivo es evitar el facilismo de importar ingredientes y, en su lugar, explorar el potencial total de los insumos locales.

Cocina total y kilómetro cero

Uno de los pilares de Albor es la “cocina total”, un enfoque que busca minimizar el desperdicio de insumos aprovechando cada parte de los ingredientes. Este compromiso se complementa con la idea de “kilómetro cero”, priorizando productos que viajen la menor distancia posible hasta llegar a la cocina. Sin embargo, en una ciudad como Lima, esto presenta retos que el equipo ha sabido sortear apostando por proveedores pequeños y pesca de oportunidad. “No quiero lo que todos usan; quiero esos insumos raros que nadie mira”, comenta Christian.

Albor ha estructurado su propuesta gastronómica de manera concisa y clara. En su carta inicial, hay solo cinco entradas, cinco fondos y dos postres. “Demasiadas opciones confunden al comensal”, explica el creador de la carta.

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Reversión de anticuchos en Albor: el lomo anti-kuchu.
Reversión de anticuchos en Albor: el lomo anti-kuchu.
/ Mario Zapata

Además, el restaurante ofrece un concepto intrigante: el menú oculto. Se trata de una serie de platos sorpresa que se presentará más adelante a sus clientes recurrentes, brindando una experiencia distinta y en constante evolución, tratándose de un estilo de menú degustación.

El ‘antichef’ que busca reinvención y evolución culinaria

En el mundo de la gastronomía, la jerarquía en la cocina suele ser incuestionable: el chef impone su visión y el resto del equipo sigue su dirección. Sin embargo, en Albor, la dinámica es otra. Christian se define a sí mismo como “antichef”, y su filosofía es clara: la creación culinaria debe ser un proceso horizontal, en el que todos los integrantes del equipo aporten y experimenten.

Christian Moreno Romero, chef de Albor.
Christian Moreno Romero, chef de Albor.

Más allá de ser un restaurante, Albor también es un laboratorio gastronómico. El equipo, conformado en su mayoría por jóvenes talentos en formación, participa en sesiones semanales de evaluación y experimentación. “No basta con saber cocinar; hay que investigar, probar y evolucionar”, señala el chef Christian. Por ello, se encuentran implementando su propia biblioteca culinaria, para aprender nuevas técnicas y que entre todos compartan lo que aprenden en el camino.

Causa y langostinos, una reversión en Albor.
Causa y langostinos, una reversión en Albor.

Este enfoque también se refleja en la diferenciación entre cocina vanguardista y contemporánea. “Hoy en día muchos confunden ambos términos. Nosotros trabajamos con técnicas modernas, pero sin caer en artificios innecesarios”, afirma. En este sentido, la cocina de Albor se basa en la simplicidad y en la esencia de los productos, sin el uso de potenciadores de sabor o aditivos artificiales que podrían cambiar el rumbo del producto final y cuidar de la salud de sus comensales usando ingredientes naturales.

Ceviche de pato en Albor.
Ceviche de pato en Albor.
/ Mario Zapata

“Nosotros basamos nuestro trabajo en la cocina en responsabilidad, creatividad y trabajo en equipo”, afirma Moreno.

Coctelería concebida y unida a la cocina

“Lo que ha hecho nuestra jefa de barra es tratar de acoplarse a la carta. Usa insumos peruanos porque los cócteles deben maridar con la comida. No es un trabajo independiente, sino una sinergia”, explica Christian.

Este vínculo entre cocina y barra se construye de manera orgánica. El chef diseña nuevos platos, los presenta al equipo, y en conjunto con la jefa de barra exploran posibles combinaciones de sabores.

Luz Mary Sanchez es la cabeza de toda creación en la coctelería de autor y ha tratado de convertir cada presentación en una expresión de creatividad.

Luz Mary Sanchez, jefa de bar en Albor.
Luz Mary Sanchez, jefa de bar en Albor.

“Buscamos traer recuerdos de platos típicos a través de los tragos, incorporando insumos de la cocina y evitando depender solo de jarabes tradicionales”, explicó. Además, enfatizó la importancia de la sostenibilidad, aprovechando ingredientes en su totalidad y reduciendo desperdicios, siguiendo la misma línea de filosofía de la cocina.

Humin'ta, cóctel de autor en Albor.
Humin'ta, cóctel de autor en Albor.

En la propuesta coctelera, destacan infusiones innovadoras como una maceración de vermut en chicha morada y la inclusión de insumos poco conocidos como el sake, un cactus similar al kiwi, y el limón rugoso, un cítrico aromático. “Tratamos de que las personas se enamoren de los insumos y de su cultura”, mencionó Luz.

Albor se posiciona como una propuesta disruptiva dentro del escenario culinario limeño. La evolución constante de su carta y el crecimiento de su equipo prometen consolidarlo como un referente en la escena gastronómica peruana.

Además…
¿Dónde?

Albor se ubica en la Av. El Polo 342,Surco. 

Puedes saber más de ellos en su Instagram @albor.restaurante

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