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Perú vs. Brasil: la verdadera historia de la terrible bronca en el Maracaná de 1969 | FOTOS
En abril de 1969, antes de iniciar las eliminatorias hacia México 70, Perú se preparaba duramente ante rivales de peso. El bicampeón mundial de entonces, Brasil, lo puso a prueba y los peruanos respondieron en todos los campos. Todo un clásico interoceánico.
Entre 1968 y 1969 los partidos entre Perú y Brasil se hicieron famosos. La afición de ambos países sabía que esos encuentros no tenían pierde, que de todas maneras habría buenas jugadas, picardías, exquisiteces técnicas, muchos goles y, sobre todo, piconería, porque a ninguno de los dos equipos les gustaba perder frente al otro. Eran una especie de “clásicos ocultos”, un clásico interoceánico.
En Lima, en julio de 1968, habían jugado dos partidos, con dos victorias del gran equipo de Brasil de esos años que, en verdad, demostró una alta calidad y, sí, también superioridad. Pero en 1969 fue otra historia. Los peruanos desarrollaron con Didí una madurez y personalidad relevantes. Sentían que podían disputarle el partido de tú a tú al bicampeón mundial. Perú tenía un equipo competitivo.
Con esa idea en la mente los futbolistas peruanos llegaron a Brasil en los primeros días de abril de 1969 para jugar dos partidos. El primero fue en Porto Alegre, el lunes 7 de abril. El segundo, en Rio de Janeiro, en el inmenso Maracaná, el miércoles 9 de abril de 1969, el partido del incendio antes de que acabara el primer tiempo.
EL PRIMER PARTIDO FUE EN PAZ
El encuentro de Porto Alegre, el 7 de abril, demostró la calidad del fútbol peruano. Los locales, dos veces campeones mundiales, tuvieron que bregar duro para marcar la diferencia y ganar el partido por 2 a 1, en un partido más que parejo. Jairzinho y Gerson anotaron para Brasil. Alberto Gallardo por Perú. La escuadra bicolor pudo empatar en varias ocasiones, pero el arco auriverde lo custodiaba bien Félix, el arquero del Mundial México70.
Con la satisfacción deWaldir Pereyra ‘Didí’, el técnico brasileño del Perú: “Me gusta la seguridad de los movimientos del equipo”, declaró, la escuadra incaica estaba lista para su gloria clasificatoria mundialista tras superar meses después, en las eliminatorias al mundial mexicano, a Bolivia y Argentina.
Los peruanos lucharían por demostrarle a su técnico que estaban listos para ganarle a cualquiera. Y ahora estaba Brasil en frente, así que ellos debían soportarnos. En el arco Didí probó Ottorino Sartor (Rubiños fue el elegido finalmente para las eliminatorias), pero el resto del equipo ya estaba consolidado con figuras como José Fernández, Héctor Chumpitaz, José Gonzales, Orlando ‘Chito’ La Torre, Ramón Mifflin, Julio Baylón, Teófilo Cubillas, Oswaldo Ramírez, Pedro ‘Perico’ León, Alberto Gallardo, Roberto Challe, entre otros.
Brasil jugaba de memoria, con sus figuras de clase mundial como Carlos Alberto, Gerson, Jairzinho, ‘Tostao’, Dirceu y, su figura máxima, Pelé. El equipo que a la postre sería tricampeón Mundial en México 70 era la obsesión de varios seleccionados nacionales de América y Europa. Todos querían ganarle. Perú no era la excepción.
Fue una anécdota que en las tribunas de Porto Alegre de esa noche fuera detectado un “espía”: el entrenador argentino Humberto ‘El Bocha’ Maschio, un ex futbolista de Racing y seleccionado de su país en los años 50, quien deseaba ver el funcionamiento de los peruanos.
LA PREVIA DEL SEGUNDO PARTIDO
La prensa peruana vivía el “partido carioca”, con la expectativa de un aficionado que soñaba con ver a su equipo ganarle de visita al favorito. El Comercio anunciaba que no habría cambios en ninguno de los equipos y que, más bien, se esperaba un partido superior al anterior. Los dos técnicos, el de Perú, ‘Didí’, y el de Brasil, Joao Saldanha, prometían un mejor desempeño, superando los problemas técnicos y tácticos vistos en Porto Alegre.
Saldanha admiraba el juego peruano. Nos veía como una escuadra difícil, con “marcadores acertados” y con mucha “habilidad y fuerza”. Esperaba en Río de Janeiro un partido más complicado que el de Porto Alegre. Confiaba mucho en la recuperación de Pelé, porque si el ‘rey’ auriverde estaba bien, todo el equipo funcionaría con más perfección.
El día anterior, los peruanos llegaron a Río a las 2 de la tarde y se fueron directamente al hotel Plaza Copacabana. Todos estaban en buenas condiciones físicas. ‘Didí’ sabía que Baylón debía jugar más para el equipo, con menos individualismo, y que Cubillas debía proyectarse más para profundizar el ataque de Gallardo y ‘Perico’ León. Además, confiaba mucho en su defensa, e insistía en aconsejar a Fernández que marcara mejor a ‘Tostao’ y a Gonzales que siguiera a muerte los pasos de Jairzinho.
PARTIDO INTENSO QUE LLEGÓ A UNA BRONCAZA
El choque de ese miércoles 9 de abril de 1969 empezó a las 7 y 30 de la noche (hora peruana).
Los peruanos estaban tan confiados que hicieron el primer gol. Fue Gallardo de nuevo, como en Porto Alegre, quien de un certero disparo -picó antes cerca del área chica- batió a Félix, apenas a los 4 minutos de iniciadas las acciones.
Perú jugaba fabulosamente. No llegó a humillar al ‘scratch’ brasileño, pero estaba cerca de hacerlo. A los 7 minutos sorprendieron nuevamente a los locales. Baylón, de contragolpe y superando a Rildo a pura velocidad, puso el 2 a 0. Félix se quedó estático. El mítico Maracaná enmudeció. Este segundo gol peruano hirió el orgullo auriverde.
La reacción no se hizo esperar. Brasil arremetió por las puntas, subió sus líneas mientras Perú retrocedía. Entonces Pelé pidió el balón. Todo el estadio se paralizó. Exactamente, dos minutos después del grito de gol de Baylón, el ‘rey’ perforó el arco de Sartor que rechazó mal una pelota y se la dejó servida al goleador. Fue el 2 a 1.
La dupla Pelé-Jairzinho creó desconcierto en la defensa peruana, pero Fernández y Chumpitaz resolvieron y controlaron esas arremetidas brasileños. Los cronistas de la época señalaron que el partido era de iba y vuelta: Mifflin y Cubillas sazonaban el mediocampo nacional, pero la respuesta local vino de Gerson y Dirceu. En tanto, Carlos Alberto controló al peligroso Baylón, el mejor jugador peruano de esa noche.
El empate brasileño vino por un supuesto error del árbitro peruano Alberto Tejada (padre), quien a los 35 minutos cobró una falta discutible: Dirceu entró al medio y golpeó a Cubillas, pero el árbitro cobró falta del peruano. Gerson tocó a Pelé y este a ‘Tostao’, quien pateó preciso para el segundo gol local. Ya con el 2 a 2, todo volvió a una aparente calma. Los dos equipos se fueron midiendo. El partido estaba muy equilibrado. Las defensas dominaron a las delanteras. Pero llegó el escándalo en el minuto 41 del primer tiempo.
TODO PERDIERON LOS PAPELES
Gerson golpeó a ‘Chito’ La Torre a mansalva. Entonces, el defensa Gonzales reaccionó y golpeó a Gerson que no se quedó atrás en la respuesta. Tejada expulsó a los dos belicosos. La Torre tuvo que salir del campo en camilla, con la pierna muy dañada. En el tópico los médicos debieron hacerle varios puntos de sutura.
Todo parecía más en calma. El árbitro intentó reanudar las acciones, para jugar algunos minutos más antes de pitar el final del primer tiempo, cuando Jairzinho, aun ofuscado por el altercado, golpeó a Chumpitaz sin pelota. Entonces se armó la bronca que no solo involucró a los jugadores, sino que incluyó, según las notas de El Comercio, a algunos reporteros gráficos y periodistas brasileños que agredieron a los peruanos.
Gallardo fue atacado por la espalda por el masajista brasileño y uno de los más golpeados fue Enrique Casaretto, a quien patearon en la espalda y luego fue agredido por el arquero Félix; todo ello ante la indiferencia de la Policía local que no actuó de inmediato.
Desde la banca, el peruano Dimas Zegarra mostró sus capacidades boxísticas para apoyar a sus compañeros, y hasta Pelé se “defendió” con alguna que otra patada voladora. El grave escándalo duró unos 20 minutos. Luego, el árbitro Tejada dio por terminada la primera parte.
Entonces los peruanos, con Didí a la cabeza, no quisieron salir a la cancha para el segundo tiempo si no le daban las garantías del caso. Debieron intervenir los presidentes de las federaciones de fútbol de ambos países, Gustavo Escudero (Perú) y Joao Havelange (Brasil), quienes ingresaron al camarín peruano.
Una vez normalizada la situación y con las garantías necesarias, el partido se reanudó sin incidentes graves posteriores. El DT peruano hizo algunos cambios necesarios, pero fatales para el ataque y la defensa peruanas. Además, con la salida de La Torre -con la pierna inutilizada por Gerson-, la defensa se resintió y resultó más accesible para el trío Pelé, Dirceu y Jairzinho, quien increíblemente no fue expulsado, aunque lo merecía.
Después de varios rechazos desafortunados de la defensa peruana, Edú fue el verdugo de un Perú esforzado y que aprendía a ser disciplinado. Una pelota aislada fue bien controlada por el jugador brasileño quien remató y venció el esfuerzo elástico de Sartor. Fue el 3 a 2. Así acabaría el partido.
Tras el pitazo final, los jugadores peruanos y brasileños se dieron a mano. La selección peruana recibió el elogio del entrenador Saldanha, quien vio el futuro cuando dijo que “Perú hará un buen papel en las eliminatorias”.
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