Elmer Huerta

Dos recientes acontecimientos se suman a la lista de lo que en un de la revista “Science” denomina propaganda científica populista, que de manera simple puede definirse como el uso de la ciencia –no necesariamente bien hecha– con fines políticos. Uno viene de Venezuela y el otro de Brasil.

El presidente Nicolás Maduro el 25 de octubre que los científicos de su país descubrieron, en solo seis meses, la molécula que “logró la aniquilación en 100% del virus que causa el , sin ningún tipo de toxicidad sobre las células sanas” y que “Venezuela ha brindado un aporte a la cura de la enfermedad en el mundo al conseguir una medicina que anula completamente el coronavirus”.

El presidente Jair Bolsonaro que los científicos brasileños lograron probar que el antiparasitario nitazoxanida es la medicina que “cambiará para siempre la historia de la pandemia”. En la conferencia de prensa, ni el presidente Bolsonaro ni el ministro de Ciencias, Marcos Pontes [quien durante su alocución], pudieron sustentar científicamente sus afirmaciones.

Estos dos casos se suman a una larga lista de situaciones en que algunos políticos, con la ayuda de científicos afines, han anunciado el descubrimiento de la cura del COVID-19 y, por tanto, la solución de la pandemia.

“Los medios se encargaron de perpetuar la idea de que la hidroxicloroquina era útil para prevenir, tratar la enfermedad leve e impedir que se complique”.


—La hidroxicloroquina—

La lista de ejemplos de propaganda científica populista se inició con el –ahora ya uso de la hidroxicloroquina para la prevención y el tratamiento del COVID-19. En un artículo publicado en agosto en , un grupo de investigadores internacionales hace una reseña histórica del fenómeno de la hidroxicloroquina durante esta pandemia.

La historia empieza en el 2002, con la aparición del SARS en China y se estudia cierta actividad in vitro de la cloroquina contra el virus causante de esa infección. Con la aparición del COVID-19, científicos chinos dan reportes anecdóticos de que la cloroquina podía aliviar la enfermedad. De allí en adelante, la intervención de celebridades y políticos en los medios sociales hizo crecer la bola de nieve.

Todo empieza el 16 de marzo, cuando Elon Musk, ingeniero, magnate, diseñador industrial y filántropo, dueño de SpaceX y los vehículos eléctricos Tesla, menciona que la cloroquina debería ser tomada en cuenta para tratar el nuevo coronavirus. Al día siguiente, el científico francés Didier Raoult –venerado y vilipendiado a la vez por muchos científicos– promueve la hidroxicloroquina ; y el 21 de marzo, el presidente de EE.UU., Donald Trump, menciona que la combinación hidroxicloroquina y azitromicina iba a cambiar para siempre la historia de la pandemia.

Desde entonces, el destino de la hidroxicloroquina ha sido una verdadera montaña rusa. Tras recibir en marzo una autorización para uso de emergencia por la FDA, esta fue retirada en junio debido a que los estudios demostraron . Sin embargo, la controversia persiste, el público general empezó a usarla y acapararla, los médicos comenzaron a recetarla, y los medios se encargaron de perpetuar la idea de que la hidroxicloroquina era útil para prevenir, tratar la enfermedad leve e impedir que se complique.

Incluso, la comunidad científica está dividida entre quienes piensan que la hidroxicloroquina no ha demostrado ningún beneficio y quienes piensan que sí funciona y que es para suprimirla.

—El DR10 venezolano—

El anuncio hecho por el presidente Maduro es sobre el un derivado del ácido ursólico, el cual se extrae de la hierba china ‘Fructus ligustri lucidi’ y al parecer ha demostrado actividad in vitro contra algunos virus, como el de la hepatitis C y el virus papiloma humano. Con respecto a su actividad contra el SARS-CoV-2, no hay ningún estudio publicado que asegure que funciona y la misma ha desmentido veladamente la afirmación del gobernante venezolano. En suma, sobre el milagro venezolano, solo se tiene la palabra del señor Maduro, quien a sus exabruptos populistas les ha agregado el populismo científico.

“Según los expertos no justifica pensar que esa la nitazoxanida (al igual que con la hidroxicloroquina e ivermectina) pueda significar un adelanto”.


—La nitazoxanida brasileña—

Este tema es abordado en un artículo publicado en . Tras la en la que el presidente Bolsonaro y su ministro de Ciencia y Tecnología anunciaron que el antiparasitario nitazoxanida era la medicina que “cambiará para siempre la historia de la pandemia”, la comunidad científica presionó para que se revelen los estudios que fundamenten tamaña afirmación.

Cuatro días después, se dio a conocer una , de la que muchos investigadores concluyeron que no significaba mucho y, ciertamente, no cambiaría la historia de la pandemia.

El documento presenta datos de 392 pacientes con enfermedad leve, la mitad de los cuales recibieron nitazoxanida, en promedio cinco días después del inicio de los síntomas; la otra mitad, un placebo. Pese a que la carga viral fue menor en los pacientes tratados [fenómeno también observado con la hidroxicloroquina y la ivermectina], la nitazoxanida no mejoró los síntomas ni previno la hospitalización. Eso, según los expertos no justifica pensar que esa medicina (al igual que con la hidroxicloroquina e ivermectina) pueda significar un adelanto.

—Corolario—

Cada país tiene su versión de propaganda científica populista. En el Perú, Bolivia y otros países, autoridades políticas reparten, en largas colas, ivermectina [incluida ] a sus pobladores, que con profunda fe creen que la divina solución les está siendo administrada para librarlos del virus.


VIDEO RELACIONADO

¿CÓMO SE MANIFIESTA EL COVID-19 EN LOS NIÑOS?

Sanamente: ¿Cómo se manifiesta la COVID-19 en los niños?
El doctor Elmer Huerta indicó en el segmento que la gran mayoría de los niños son asintomáticos o presentas leves síntomas. Sin embargo, a diferencia de una gri


TE PUEDE INTERESAR


SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER