
La música empieza a sonar y, de inmediato, la energía en el ambiente cambia. Los asistentes, parados sobre sus camas elásticas individuales, ajustan su postura y esperan la señal de inicio. “¡Vamos, arriba!”, dice Camila Drago, la instructora y fundadora de Bounce Studio. Pero no se trata de saltar alto; la clave está en empujar con fuerza hacia abajo con las piernas, manteniendo el control del movimiento.
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El rebounding no se trata de dar saltos altos y descontrolados, sino de mantener una postura firme y empujar contra la superficie elástica con precisión. Es un trabajo cardiovascular intenso: cada repetición fortalece las piernas y el abdomen, mientras que la estabilidad sobre la cama elástica desafía el equilibrio. “Lo bueno de este deporte es que trabajas absolutamente todo”, explica Camila.
Conforme avanza la sesión, las mancuernas entran en juego para tonificar los brazos y las ligas añaden resistencia en los ejercicios para glúteos. La combinación de cardio y fuerza convierte la clase en un entrenamiento completo. Y aunque cada persona avanza a su ritmo, la energía grupal impulsa a todos a dar lo mejor de sí.
Al final de los 50 minutos, el cansancio se mezcla con satisfacción. No solo ha sido una rutina efectiva, sino una experiencia inmersiva, donde la música, el movimiento y la actitud vibrante de la instructora crean un ambiente de motivación y disfrute. “Aquí saltamos, vibramos juntas y sales con una energía renovada”, afirma Camila con entusiasmo.

¿Qué es el rebounding?
El rebounding es una disciplina que se practica sobre un trampolín individual con ligas de tensión, diseñado para reducir el impacto en las articulaciones y potenciar el entrenamiento. “Cuando estás en el trampolín, activas 40% más de fibra muscular en comparación con hacer ejercicio en el piso”, señala Drago.

En Bounce Studio, las clases están divididas en tres modalidades: Full Bounce, enfocada en cardio; Bounce & Tone, que combina fuerza y resistencia; y Full Tone, centrada únicamente en tonificación muscular. Además, también ofrecen Bounce Kids, diseñado para niños desde los cuatro años, con ejercicios adaptados a su edad y necesidades de desarrollo.
Cada sesión sigue una planificación específica para garantizar un entrenamiento equilibrado. “Lunes trabajamos lower body, martes upper, miércoles core, jueves full body y viernes booty“, detalla Camila. Con esta rotación, los participantes pueden fortalecer diferentes grupos musculares sin sobrecargarse.
El rebounding no solo es una disciplina efectiva, sino que también resulta entretenida. La música juega un papel clave en cada clase, marcando el ritmo y manteniendo la motivación. “No solo queremos que vengan a hacer deporte, sino que lo disfruten, que se desconecten y que vibren alto”, explica Camila.
Los beneficios de entrenar en trampolín
Para quienes buscan un ejercicio eficiente y de bajo impacto, el rebounding se presenta como una excelente opción. Drago destaca su efectividad: “Diez minutos saltando en el trampolín equivalen a 30 minutos corriendo. Es el deporte más efectivo que puedes hacer si tienes poco tiempo”, afirma. Además, al practicarse sobre una superficie flexible, protege las articulaciones y reduce el impacto en comparación con otros entrenamientos de alto impacto.
De acuerdo con Cleveland Clinic, el rebounding ofrece los siguientes beneficios:
- Mejora la salud cardiovascular: al aumentar la frecuencia cardíaca de manera controlada, fortalece el corazón y los pulmones.
- Protege las articulaciones: la superficie elástica reduce el impacto en comparación con correr o hacer ejercicios en el suelo.
- Fortalece músculos y huesos: trabajar sobre una base inestable activa más fibras musculares, mejorando la fuerza y densidad ósea.
- Favorece la circulación y el sistema linfático: el movimiento constante ayuda a eliminar toxinas del cuerpo y mejora la respuesta inmunológica.
- Mejora la coordinación y el equilibrio: la necesidad de estabilizarse en el trampolín desarrolla reflejos y control postural.
- Aumenta la energía y reduce el estrés: al igual que otras actividades aeróbicas, estimula la liberación de endorfinas, mejorando el estado de ánimo.
“Aquí no solo quemas calorías, sino que sales renovado. Es un entrenamiento físico y mental”, concluye Camila.
Bounce Studio está ubicado en Jr. Santiago de Compostela 157, Urb. La Estancia, en La Molina.
Cómo nació Bounce Studio
Camila Drago conoció el rebounding en Miami y quedó fascinada desde el primer momento. “Me subí al trampolín y no paré de sonreír. Sentí una felicidad y una energía que no había experimentado con ningún otro deporte”, recuerda.
Después de esa primera experiencia, regresó a Lima, pero no encontró ningún lugar donde practicarlo. En su siguiente viaje a Miami, tomó otra clase y decidió que debía llevar esta disciplina a Perú. “Cada vez que lo hacía, lo sentía más cerca y decía: ‘Esto lo tengo que traer a Lima’”, cuenta.

Determinada a hacer realidad su idea, compró un trampolín y comenzó a entrenarse de manera virtual durante un año y medio. Luego, se certificó con una instructora especializada en rebounding. “La capacitación duró tres meses, con clases intensivas y mucho aprendizaje”, detalla.
Con su certificación en mano, empezó a buscar un espacio ideal para su estudio. “Quería que la gente sintiera lo mismo que yo sentí en Miami. Encontré este lugar y supe que era el indicado. Entras, dejas todo atrás y simplemente saltas”, explica. Así nació Bounce Studio, el primer estudio especializado en rebounding en Lima.
¿Quiénes pueden practicar rebounding?
Una de las mayores ventajas del rebounding es su adaptabilidad. “Es para todos los niveles de condición física. Adaptamos los ejercicios para que cada persona pueda ir a su ritmo”, menciona Camila.
Sin embargo, hay casos en los que se recomienda precaución. “Si alguien tiene una lesión grave, lo mejor es que consulte a su médico antes de venir. Nosotros podemos adaptar los ejercicios, pero cada cuerpo es diferente”, explica. En casos de lesiones leves, el equipo de Bounce Studio ofrece modificaciones para evitar molestias.
Las sesiones personalizadas permiten un seguimiento detallado de cada participante. “Aquí hay un máximo de siete personas por clase, lo que nos permite estar atentos a todos los detalles. Si veo que alguien necesita ajustar su postura o disminuir la intensidad, lo guiamos en el momento”, dice Camila.
No hay un límite de edad para practicar rebounding. “Hemos tenido personas de todas las edades, incluso hombres que lo combinan con su entrenamiento de running. Les ayuda a mejorar la reacción y la resistencia", cuenta Camila. La clave está en animarse a probarlo y descubrir una nueva forma de moverse.
Bounce Studio no es solo un espacio para hacer ejercicio, sino una comunidad que se mueve al ritmo de la música y la energía colectiva. Desde el primer salto hasta el último, cada clase se convierte en una experiencia única de bienestar.
“Nuestro objetivo es que la gente salga renovada, con más energía y una sonrisa en el rostro”, afirma Camila. Y en cada sesión, ese objetivo se cumple.
Para más información, visita su cuenta de Instagram, @bouncestudioperu.