Inteligencia Artificial
Inteligencia Artificial
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Primero fue el miedo a la escritura, ahora a la IA

Javier Cercas

Escritor español. Académico de la Lengua.

Me asombra que, a menudo, se repitan las mismas predicciones apocalípticas con cada revolución tecnológica. Platón lamentaba en el “Fedro”, por boca del rey Thanos, la aparición de la escritura. Una invención “peligrosísima”, porque “implantará el olvido en el alma de los hombres, quienes dejarán de ejercer la memoria porque contarán con lo que ya está escrito”.

Siglos después, se repitieron los mismos argumentos cuando Gutenberg inventó la imprenta, Muchos auguraron que, como ese nuevo hallazgo revolucionario difundiría la cultura hasta límites desconocidos, el saber inevitablemente acabaría devaluándose. Cosas semejantes escuchamos no hace mucho tiempo sobre la Tv, la Internet o las redes sociales.

Pero lo cierto es que la escritura no provocó el fin de la verdadera cultura, sino la aparición de una cultura nueva y distinta. No digo  que la Inteligencia Digital no trae riesgos. Estoy diciendo que, igual que la escritura, la prensa o la Internet, es preciso usarla para el bien y no para el mal. El problema no es la tecnología. El problema es que uso que nosotros hagamos de ella.

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Pensar la calidad lingüística antes de redactar un “prompt”

Francisco Moreno Fernández

Director del Observatorio Global en español del Instituto Cervantes.

En 1961, el escritor británico Roald Dahl publicó “El gran gramatizador automático”, una  máquina a la que se le introducía información y proporcionaba cuentos y relatos muy bien elaborados. Pues bien, el gran programador automático ya está aquí, en forma de Inteligencia Artificial Generativa.

El proceso consiste en partir del uso del lenguaje natural para obtener un uso no natural del lenguaje. Con un “prompt”, introducimos usos reales de la lengua, para obtener un avatar de lenguaje sintético.  En un estudio realizado en Chile, se ha comprobado que la habilidad en la redacción del “prompt”afecta las respuestas generadas por la IA. Por ejemplo, son menos eficaces las instrucciones redactadas en modo imperativo. Los resultados mejoran si junto a la petición se ofrece una argumentación superficial del resultado esperado.

La complejidad léxica del “prompt” influye en la calidad de la respuesta. No resultan eficaces las instrucciones basadas en oraciones de escasa longitud, sin subordinadas bien construidas. Las máquinas empiezan a exigir mayor formación lingüística de sus usuarios. 

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¿Puede la IA escribir poesía?

José Luis Vega

Director de la Academia Portorriqueña de la Lengua Española.

¿Es capaz la inteligencia artificial de escribir poesía?  Evidentemente, mi asistente de inteligencia artificial es capaz de escribir textos poéticos, en cuestión de segundos, sea en estilo libre o con rima conforme las instrucciones del usuario. Es capaz, además, de producir metáforas complejas, o imitar también el tono de poetas consagrados, digamos Shakespeare, Whitman, Neruda o Lorca.

Algunos experimentos que no tengo por qué poner en duda concluyen que muchos lectores, incluso poetas, no pueden diferenciar un poema escrito por un humano de otro escrito por la inteligencia artificial. No obstante, yo no creo que la IA sea capaz de crear poesía. La falsa poesía, como a la bisutería, siempre se le nota la impostura. La verdadera poesía nace de un fondo vital legítimo.  ¿Será el poeta del futuro un influencer más que responda a la seducción de la hiperconectividad, a las trampas de la servidumbre de los algoritmos y los datos o continuará siendo una voz silenciosa que no se oscurece en el ruido? La poesía ha de ser la subversiva tenaz por excelencia, o no será. 

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El reto de los dialectos digitales

Concepción Company

Lingüista y filóloga mexicana

Es un hecho sabido que no existe un español único, ni en la lengua escrita y mucho menos en la oralidad. La  lengua española es multinormativa y multicultural. ¿Por qué entonces las máquinas tienen mayor representación dialéctica de ciertos lugares y menor en otros?  ¿Por qué Google Maps me dice en Perú: “dele vuelta a la rotonda”, como se usa en España, Argentina y Uruguay, en vez de decir “dele vuelta al óvalo”? ¿De qué depende?

Aunque se ha avanzado muchísimo, sigue habiendo un déficit digital que neutraliza el español, haciéndolo de plástico. ¿A qué se debe esto? Si un Estado no impulsa la investigación, ciencia y tecnología, y no impulsa colaboración empresarial que le proporcione lenguaje a las empresas especializadas en inteligencia artificial, lo que ocurrirá es que nuestros dialectos estarán menos representados digitalmente.

Eso dependerá, en gran medida, del porcentaje del PBI que cada país invierta en ciencia y tecnología. Eso permitirá que las máquinas “hablen” más como mexicanas o como peruanas. Ese es el reto: que las máquinas reconozcan la variación cultural.

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Más márketing que inteligencia

Jordi Gracia

Ensayista catalán, Ex Jefe de Opinión del diario El País.

Llevamos décadas viviendo con mecanismos que actúan de forma automatizada y que, a menudo, nos ayudan en nuestras gestiones cotidianas. Pero la llamada inteligencia artificial generativa es otro invento. Es una revolución en la que estamos hace tres años, cuando determinados productos de Internet son capaces de calcular a velocidades gigantescas construcciones lingüísticas. Para conseguirlo, la máquina se nutre de todo, incluido lo que estaba protegido por los derechos de autor, vulnerados de forma salvaje.  Lo que hace la máquina es crear un discurso estandarizado, con respuestas persuasivas, convincentes y, sobre todo, obsequiosas. Con ello, la máquina quiere gratificar al usuario para fidelizarlo.

Creo que llamar a eso “inteligencia” es haber perdido la cabeza. Eso es exactamente lo contrario de la inteligencia. La inteligencia es imaginativa, creativa y crítica. La máquina trabaja sobre lo preexistente. Por tanto, solo puede predecir y prescribir sobre la base de la combinación gigantescamente rápida y nutrida de lo que ya existe. Lo que hicimos fue comprar un gran invento de márketing.

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